En el 2015 se cumplió el lapso fijado para los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Y las metas y los estándares trazados por las Naciones Unidas para los Estados firmantes de la Declaración de la Cumbre del Milenio (2000), son fuente aún de polémica dentro del movimiento de derechos humanos, que criticó, desde el comienzo, que se optara por el mejoramiento del bienestar sólo de la mitad de la humanidad afectada por la pobreza extrema, la falta de acceso al agua potable, la hambruna, las endemias (VIH sida, paludismo, etc.), el analfabetismo y la falta de educación primaria, por altas tasas de mortalidad infantil o que afectan a la salud materna, o por la gente cuyo medio ambiente ha sido degradado por factores económicos. Observando el panorama social de América Latina quince años después del establecimiento de los ODM por la comunidad internacional, los avances que se presentan son exiguos para las naciones y poblaciones más pobres, subalternas o subordinadas históricamen