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53. SOCIEDAD Y DERECHO: Cultura de la Ineficacia y el incumplimiento de reglas y normas.


Ineficacia del derecho y cultura
del incumplimiento de reglas
en América Latina*

Mauricio García Villegas

La cultura del incumplimiento de reglas en América Latina se remonta a los tiempos de las colonias española y portuguesa. Véanse, por ejemplo, Keen (1996) y Morse (1974). Este no es un fenómeno exclusivo de América Latina; al respecto véase Guillermo O’Donnell (1998: 330), Moisés Naim (2005), Robert Ellickson (1991).

Buena parte de esa cultura está asociada con la historia de España (De Madarriaga1928; Goytisolo, 1969; Ganivet, 1980). Hay que anotar, además, que todos los sistemas de reglas tienen un cierto grado de incumplimiento. Más aún, eso los justifica.

El célebre teórico del derecho Hans Kelsen (1984: 24) se refiere a esto cuando sostiene que el derecho no tiene sentido en los casos de cumplimiento o de incumplimiento plenos. La importancia de este fenómeno en la cultura social y política del continente latinoamericano
proviene entonces de su grado, de su recurrencia, y no del simple hecho de que exista.

A pesar de su omnipresencia a lo largo de la historia latinoamericana, se trata de un fenómeno poco estudiado. “Es sorprendente –dice Carlos Santiago Nino (2005:28)– que, no obstante, la visibilidad de la tendencia argentina hacia la ilegalidad […], ella no haya sido señalada hasta ahora por politólogos, historiadores y economistas como un factor significativo para dar cuenta del subdesarrollo argentino.” Creo que lo mismo vale para el resto del continente y por eso, a lo dicho por Nino, yo agregaría que ese desinterés es todavía más sorprendente si se considera que el incumplimiento es parte esencial del fenómeno, más general, de la ineficacia del derecho en América Latina, en ocasiones de tal magnitud que pone en tela de juicio la validez misma del derecho. Por eso creo que los juristas latinoamericanos, incluso aquellos interesados en perspectivas meramente dogmáticas, deberían ocuparse más de estos temas.

Este ensayo pretende despertar su interés mostrando las complejidades del fenómeno del incumplimiento de reglas. Antes de concluir el escrito volveré sobre el tema de la ineficacia del derecho y su importancia para la comprensiónde la cuestión jurídica en el continente.

Las referencias escasas y dispares a la cultura del incumplimiento de reglas en América Latina pueden agruparse según su sintonía con los siguientes tres puntos de vista. El primero es estratégico, y afirma que la gente incumple luego de calcular los costos y beneficios de la obediencia. Los sujetos son considerados actores racionales que incumplen cuando los efectos negativos que acarrea ese comportamiento –la sanción, por ejemplo– pueden ser evitados, no son graves o no se compadecen con los beneficios que se obtienen. El segundo es cultural y supone que la razón por la cual no se acatan las reglas estriba en que los valores que estas transmiten son considerados menos importantes que otros, como por ejemplo los valores religiosos, sociales o familiares. El tercer punto de vista es político, y supone que las personas incumplen las reglas como un acto de resistencia contra la autoridad. Desde esta perspectiva, el mundo social está dominado por un puñado de usurpadores que detentan el poder; las instituciones y las autoridades carecen de legitimidad y, por eso, el subordinado no pierde oportunidad para incumplir y dejar de hacer lo que se le ordena.

Ninguna de estas tres perspectivas tiene un interés directo para el estudio de la cultura de incumplimiento de reglas en América Latina. Si abordan el tema es porque consideran que ello puede iluminar otros fenómenos que merecen su atención principal.

El punto de vista estratégico sobre el incumplimiento es quizás el más conocido y, por lo general, se encuentra en aquellos autores que ven a la sociedad como un conjunto de individuos racionales y egoístas. Muchos de esos autores adoptan posiciones cercanas al individualismo metodológico, es decir a la doctrina que sostiene que todos los fenómenos sociales son explicables por elementos individuales, tales como las metas, las creencias y las acciones de los individuos. Véanse Arrow (1994) y Hodgson (2007).

La mirada cultural es aún menos coherente y sistemática. Sólo contiene referencias aisladas sobre el incumplimiento de reglas (Da Matta, 2002; Mockus, 1994), por lo general en estudios y ensayos históricos y culturales sobre la importancia de la cultura y los valores sociales.

La visión política del incumplimiento se encuentra, por lo general, entre quienes tienen una percepción crítica del poder y del derecho en América Latina. Dos tradiciones sostienen esta perspectiva: por un lado, la vieja tradición iusnaturalista española   ligada a la célebre Escuela de Salamanca del siglo XVI, desde donde escribieron Francisco de Vitoria, Diego de Covarrubias, Martín de Azpilcueta y Domingo de Soto, entre otros, que pone la justicia por encima de la ley y del derecho a resistir al poder injusto, por encima de la obligación de cumplir los mandatos del soberano o del funcionario (Gargarella, 2005),Con el ascenso de nuevos líderes de izquierda en América Latina asistimos hoy a una especie de renacimiento
de la tradición del derecho de resistencia al poder.

En Colombia, por ejemplo, el padre jesuita Javier Giraldo defiende el derecho a no colaborar con el sistema judicial. Véase mi polémica con el padre Giraldo (García Villegas, 2009a). y, por otro, la tradición marxista. Véanse los escritos de José Carlos Mariátegui (1969: 42). Una especie de combinación de las dos tradiciones puede verse en los escritos del padre Javier Giraldo. Al respecto véase mi debate con él en la obra citada. Cada una de estas tres visiones acentúa un tipo particular de razones para incumplir: el interés, en el caso de la visión estratégica; la defensa, en el caso de la política; y los valores, en el caso de la cultural. Por ello mismo, porque tienen en mente sólo un tipo de razones para incumplir, cada una refiere a una mentalidad incumplidora en particular: alguien que incumple cuando no le conviene, otro que incumple para defenderse y un tercero que incumple porque cree que existen valores superiores a los de la norma impuesta. En la práctica, en cambio, una misma persona puede incumplir por una, por varias o por todas estas razones.

A continuación, analizaré la mentalidad de estos personajes incumplidores, luego me abocaré a los contextos en los cuales actúan y, por último, aludiré a los remedios necesarios para contrarrestar las prácticas de incumplimiento. las mentalidades incumplidoras.

Es posible ponerles nombres a las tres mentalidades incumplidoras señaladas más arriba: “vivo” sería quien desobedece por interés; “rebelde”, quien lo hace para defenderse de la autoridad, y “arrogante” el que incumple en defensa de valores superiores. Estos no son los únicos personajes incumplidores. A medida que avance la explicación surgirán otros. Por ahora me limitaré a describir la mentalidad de estos tres sujetos teniendo presente que se trata de tipos ideales, no de una descripción fi el de la realidad (Weber, 1992). En el análisis consideraré dos variables: la clase social –cada clase tiene sus formas típicas de incumplimiento– y el tipo de racionalidad, que puede ser valorativa o instrumental. Más adelante volveré sobre esto.

Algunas aclaraciones previas: 1) me interesa estudiar las mentalidades incumplidoras cotidianas antes que el comportamiento criminal o desviado; 2) tampoco me ocuparé del incumplimiento fundado en la negligencia o la ignorancia. Aquí me intereso por un tipo de comportamiento intermedio que puede ubicarse entre la intención y la causalidad: entre un crimen voluntario y un desacato por ignorancia; 3) no sólo tendré en cuenta el incumplimiento de normas legales –códigos, Constituciones, reglamentos, etc.– sino también de normas sociales e incluso morales, y 4) a pesar de la injerencia de este tipo de comportamiento tiene en América Latina, es importante tener en cuenta que, incluso aquí, la mayoría de la gente cumple con el derecho.

La visión estratégica: el vivo

El vivo es el personaje incumplidor más común. En todos los países de América Latina, desde el norte de México hasta la Patagonia, el vivo es reconocido y sus consignas practicadas. En su libro Psicología de la viveza criolla, Julio Mafud explica cómo el vivo reacciona legítimamente contra una sociedad extraña y arbitraria. “El vivo no es un rebelde sino un aprovechador”, dice Mafud (1971: 112). El ideal del argentino, añade, es ser vivo; “ser madrugador antes que lo madruguen” (110); salir avante en cada situación. Lo mismo se escucha en el resto de América Latina. “La honradez es de los pendejos”, dice el Chulla
Romero y Flores en Quito (Icaza, 2005).

El vivo es un personaje de frontera. No es un pícaro ni un vividor, tampoco es un travieso; pero tiene un poco de todos esos personajes. Si actúa de manera ruin es porque lo necesita, más que por ser esa su naturaleza. Si se aprovecha de los demás, es por conveniencia antes que por principios, y cuando hace travesuras no siempre es porque se lo propone.

El vivo siempre busca satisfacer su interés personal y para ello acomoda los medios a los fines, de tal manera que le sirvan de la mejor manera posible, sin importar código moral o ley.

La viveza es un comportamiento ambivalente. Por un lado, es motivo de elogio, puesto que representa la capacidad de salir avante en situaciones difíciles. El escritor paraguayo Matías Leguizamón dice sobre la guerra del Chaco: “Fue uno de los eventos más significativos de nuestra historia. Los paraguayos triunfamos sobre un enemigo superior en casi todo, menos en la viveza en momentos cruciales. Este evento demostró lo que somos capaces de hacer, y fue una clara evidencia de la determinación férrea de nuestra gente”.Disponible en: <www.asa.edu.py/travesia/articulos/matiasleguizamon.htm>, consultado el 11 de febrero de 2007.

Por otro lado, la viveza puede ser reprochable cuando se utiliza para “tumbar”, engañar o sacar provecho de alguien; alguien que por lo general cumple. El ex presidente colombiano Alberto Lleras Camargo (1992) defi nía de esta manera al vivo: “Es un tío que resuelve todos sus problemas e invita a los demás a resolverlos por medios que están apenas al borde de la ley, y en ocasiones por debajo de la ley penal, pero en un sitio que no es fácil de descubrir. Y es, esencialmente, quien ha inventado todo género de trucos para burlarse del Estado, de todas sus reglamentaciones, de sus complejísimos formulismos”.

Pero en América Latina la diferencia entre estos dos sentidos de la viveza se desvanece en la práctica. Cuando el vivo consigue lo que se propone, obtiene elogios antes que reproches por su conducta. Los medios no son buenos pero el fin lo es, y con eso basta. El triunfo oculta los medios para lograrlo. Si alguna jugada del futbolista argentino Diego Maradona es elogiada por sus compatriotas es aquella en la cual, haciendo gala de su viveza, hizo un gol con la mano a los ingleses. El buen resultado final borra la memoria de los malos pasos intermedios. En alguna ocasión Jorge Luis Borges dijo que el argentino solía carecer de conducta moral, pero no intelectual; pasar por inmoral le importa menos que pasar por zonzo. A mediados del siglo pasado hubo en Brasil un candidato a la gobernación de San Pablo llamado Adhemar de Barros, que en su campaña utilizó con éxito el siguiente eslogan: ¡Rouba más faz! (¡Roba, pero hace!).

Los vivos justifican el incumplimiento a partir de un supuesto “derecho” supralegal: el derecho al juego. Los individuos son vistos como jugadores que juegan contra el Estado y que tienen derecho a engañarlo, tanto como este puede atraparlos y sancionarlos. En la visión del juego, lo público es sólo un botín. La multa, la cárcel o la muerte son fatalidades del juego, no castigos sociales o morales. El derecho no es una norma social sino un elemento más de la aventura de vivir en “sociedad”. El reconocimiento social suele estar más ligado al triunfo que al mérito moral; el mérito es el triunfo y no otra cosa. Se crea así una cultura del incumplimiento gallardo que desprecia al ciudadano o al funcionario obediente. Por eso dice Borges que el argentino es un individuo, no un ciudadano (Borges, 1974).

Pero el vivo es ante todo un calculador. Su arte consiste en hacer un cálculo estratégico entre los riesgos del incumplimiento de reglas y los beneficios resultantes de incumplir. (Por eso, el estudio de las mentalidades no es suficiente para predecir cómo se comportarán los incumplidores. También hay que considerar los contextos en los cuales diseñan sus estrategias.)

Con esta idea de cálculo en mente, los economistas suelen explicar el fenómeno del incumplimiento como el resultado de los incentivos para no cumplir que se originan en la incapacidad institucional para sancionar a los desviados.  Las teorías económicas del delito intentan explicar el crimen y la violencia como un resultado de la falta de incentivos para cumplir.

El incumplimiento es visto como el producto de una estrategia individual según la cual los costos de las prácticas criminales son bajos, comparados con los resultados obtenidos. Siendo así, el problema se origina en la existencia de instituciones débiles que no logran imponer los comportamientos que consagran en sus normas jurídicas. La falta de sanciones efectivas es un incentivo para violar las normas. Desobedecer resulta barato.

Pero si el vivo es un calculador, sus cálculos no siempre lo benefician en el mediano y largo plazo. En su análisis sobre el incumplimiento de normas en la Argentina, el constitucionalista Carlos Santiago Nino (2005) se vale del modelo del actor racional para sostener que en este país existe una especie de anomia en la vida social, a la cual denomina “anomia boba”, dado que es un tipo de comportamiento que termina perjudicando a todos o a la mayoría de los actores involucrados, no obstante el hecho de que, desde el punto de vista individual, puede considerarse un comportamiento racional. Nino utiliza el célebre “dilema del prisionero” para mostrar cómo ciertos patrones racionales de comportamiento producen resultados ineficaces e insospechados. Quizás el ejemplo más claro se encuentre en el tránsito: cuando, para llegar primero, todos los conductores –o una gran mayoría– violan las normas elementales que ordenan respetar la separación de los carriles, todos terminan obstaculizándose y llegando más tarde de lo que hubieran llegado de haber conducido según las reglas.

El rebelde

El rebelde no reconoce la legitimidad de la autoridad que crea o impone la norma y por eso se siente con derecho a no acatarla. En la época colonial, los españoles y los blancos eran considerados personas honorables. Tener honor se asimilaba a tener virtud y libertad. El imaginario colonial asociaba el honor con la libertad (Garrido, 1997). Esa libertad se traducía en dos grandes privilegios: no tener que trabajar y no tener que obedecer a nadie o a casi nadie. Tener que trabajar era propio de clases inferiores y la obediencia a Dios y al Rey –tan lejanos ambos–, aunque indiscutida, no implicaba necesariamente obediencia a las autoridades locales (Castro, 1946). Mientras más honor se tenía, más libre se era. Los extremos de la escala social se diferenciaban no sólo en términos de riqueza, sino también de honor y libertad. De un lado estaban los poderosos, honorables y libres, del otro, los esclavos. Véanse Kalmanovitz (2001), Rubio (1996) y Cuéllar (2000). Véase también la Introducción.

No sólo se ganaba libertad por ser noble, también se ganaba nobleza por ser libre. Eso hicieron los mestizos libres. En el siglo XVIII aumentó considerablemente el número de mestizos libres, también llamados “libres de todos los colores”. En una suerte de mimetismo con las clases superiores empezaron a reivindicar su honor respecto de los grupos inferiores: el honor de no tener que trabajar como el esclavo y de “no ser mandado por nadie”. El dicho, tan común en aquella época –dice M. Garrido–, “cura mande indio” aludía a la identificación del no indio con un individuo libre y, por lo tanto, desobligado (Garrido, 1997: 13). De esta asimilación mestiza entre la libertad y el honor proviene quizás esa idealización del comportamiento indómito tan frecuente en la cultura latinoamericana. Pero no sólo eso, de allí también puede provenir la relativa aceptación de la desobediencia –e incluso de la rebeldía– como actos emanados de la libertad (y del honor) (De Holanda, 1995; García Márquez, 1994).

Con la independencia llegaron nuevos valores de igualdad y obediencia a la ley que intentaron eliminar los privilegios fundados en el honor. Sin embargo, la jerarquía entre las clases sociales continuó siendo casi tan profunda como antes, lo que llevó a las elites a seguir reproduciendo los ideales del honor y la libertad para diferenciarse, no sólo de las demás clases sociales, sino también de la ley y de la autoridad política. Por otra parte, las clases medias y subordinadas, con las nuevas libertades adquiridas y ante la frágil legitimidad de los nuevos gobernantes, también reprodujeron esa veneración por la libertad y el sometimiento condicionado a la ley.

La historia de América Latina está llena de personajes rebeldes, y algunos de ellos han sido incluso sus protagonistas. Gauchos en la Argentina, charros en México, llaneros en Venezuela, bandoleros (cangaceiros) en el nordeste brasileño: todos tienen mucho de este carácter indómito y rebelde (Pereira de Queiroz, 1992). Martín Fierro, el personaje de la novela nacional argentina, es sin duda una de las mejores representaciones del rebelde. La diferencia entre lo criminal y lo político siempre ha sido tenue entre estos personajes. Quizás eran los mismos “los que se unían a las bandas que asaltaban los caminos y los que se incorporaban a los ejércitos revolucionarios” (Romero, 1999: 217).

Ejemplos de comportamiento rebelde pueden rastrearse, como lo hace Roberto Da Matta, en los personajes de la cultura popular.10 Uno de ellos es Pedro Malasartes, un “héroe sin carácter”; un individuo pobre pero astuto y rebelde 10 Siguiendo a Clifford Geertz, Da Matta intenta desentrañar las estructuras de poder y cultura de la sociedad brasileña a través del estudio de la cultura popular: carnavales, desfiles, fiestas, canciones, oraciones y otras prácticas de la vida ordinaria (Da Matta, 2002: 10) que utiliza el engaño y la burla para poner en ridículo a los que mandan y corregir las injusticias del mundo. Pedro Malasartes –según Câmara Cascudo (1967)– nace en una familia pobre. Tiene un hermano que busca trabajo en una hacienda, pero cae en las manos de un patrón déspota que no le paga. Al verlo regresar a su casa luego de un año de trabajo y sin dinero, Pedro se llena de rabia y promete vengarse. Se hace contratar por el patrón malvado y logra, a punta de astucia, destruirlo y enriquecerse. Pero Malasartes no es un Robin Hood que roba para repartir entre los pobres. Es más bien un transgresor burlesco, individualista y descreído, que al ver la injusticia que le tocó vivir se rebela y “hace las del diablo”. Es una historia sobre el “ascenso social como un derecho moral”. Por eso es un héroe, porque es un malo que tiene derecho a serlo. “Quería ser alguien” –dice el Chula Romero–, “alguien que robe con derecho, como roban ellos, carajo” (Icaza, 2005: 221). Si cumplir con las reglas del patrón no obtiene la recompensa debida, habrá que buscarla por medio del incumplimiento. Así, este “mundo cruel” recibirá una lección.

El arrogante

El arrogante acepta la norma –la ley, por ejemplo–, pero estima que él, dada su posición en la sociedad, su persona o su conocimiento, tiene derecho a ser excluido de la obligación de acatarla. El arrogante cree que la ley es muy importante para la sociedad, pero que está hecha para “los de ruana”, no para gente como él.

La cultura arrogante es, en buena parte, un legado de la colonia española. Aunque sin duda en todas las sociedades, en mayor o menor grado, se encuentran estos personajes. Luis Romero sostiene que la concepción épica de la vida fue el primer rasgo de la mentalidad conquistadora. En esto, Romero (1999: 116) sigue a Unamuno (1993). Recibimos de España una cultura que aprecia más los mitos grandiosos, la vida heroica y el espíritu nobiliario que la virtud del trabajo manual, el progreso material y la vida en sociedad. “Si España no es grande por su habilidad y riqueza industrial y comercial, lo es en cambio por su ánimo y grandeza”, dice De la Torre (citado por Zea, 1957: 228) “Una ociosidad digna”, dice Leopoldo Zea (p. 230), “fue siempre mejor o más ennoblecedora a los ojos de un buen portugués o español que la ardua lucha por el pan de cada día” en los siglos XVIII y XIX (Escalante, 2002). Los señores de la colonia “adquirieron la soberbia de su condición de ricos, disfrazada de soberbia hidalga”, dice José Luis Romero (1999: 75) en su clásico Latinoamérica: las ciudades y las ideas.

Más que una actitud generalizada en toda la sociedad, este espíritu señorial era una característica de la moral que predicaba la elite española gobernante Para la elite dominante, lo fundamental estaba en la contemplación de los valores superiores y la estructura social y económica que los sustentaba y legitimaba.

El trabajo manual y el esfuerzo físico eran mal vistos. Ana María Prieto (2001: 70) dice que en el México colonial la gente “decente” consideraba que “la ociosidad era manifestación de éxito y de riqueza, de modo que honraba a quien la practicara” (Prieto, 2001: 70; Castro, 1959). Mientras en una parte de la Europa del siglo XVII se imponían la burguesía, la igualdad y el culto por el trabajo y la acumulación de riqueza, en Iberoamérica predominaban la defensa del espíritu señorial, la justificación de las diferencias sociales y la vida contemplativa. El ascenso social estaba más fundado en un capital social, ligado a la sangre y al pasado, que en las virtudes burguesas del trabajo y la consagración a las labores cotidianas. La visión católico-española del mundo no propiciaba la construcción de una estructura social fundada en reglas de juego claras y universalmente aplicadas, como sucedió en los países de cultura protestante. El honor, la familia y la fe estaban siempre por encima de estos valores sociales y justificaban la introducción permanente de excepciones a las reglas del derecho.

Por ejemplo, una sanción Real estableció en 1776 que el honor de la familia podía ser una de las objeciones judiciales al matrimonio. Según Góngora, esta disposición muestra hasta qué punto la política de Carlos III, “lejos de ser burguesa, todavía estaba inspirada en conceptos basados en el estatus y el honor” (Góngora, 2003: 122). Las elites coloniales compartían el ideal del honor que los conquistadores trajeron a América y que las Siete Partidas defi nía como “la reputación que el hombre ha adquirido por el rango que ocupa, por sus hazañas o por el valor que él manifiesta”. En teoría, el honor no podía ser invocado para desobedecer a la autoridad. En la práctica, sin embargo, los casos de desacato a las autoridades locales fundados en el menoscabado honor de los gobernantes eran relativamente frecuentes en la sociedad colonial de la Nueva Granada.

La fe, por su parte, también jugó un papel importante en el fomento del comportamiento arrogante. Los españoles veían en la religión una verdad universal e indiscutible que tenían la obligación de difundir, por la fuerza si era necesario. “El gobierno cristiano –dice Zea (1957: 255)– era un gobierno templado por la virtud y dirigido por la gracia divina.” Este ideal mesiánico sobrevivió a la llegada de las repúblicas, sólo que esta vez encarnado en las
elites dominantes.

La defensa de la familia también suele estar por encima de la ley. O, en otras palabras, la familia suele someter a los individuos con mayor eficacia que el Estado. Cuando el general José Arcadio Buendía –en Cien años de soledad–, gobernante despiadado de Macondo, iba a dar la orden de que fusilaran a Don Apolinar Moscote, apareció Úrsula Iguarán, su abuela, quien no sólo lo azotó sin piedad y delante de todo el mundo, sino que hizo disolver el pelotón de fusilamiento y ordenó que llevaran a Don Apolinar sano y salvo a su casa. “Atrévete, asesino”, le gritaba. “Y mátame también a mí, hijo de mala madre. Así no tendré ojos para llorar la vergüenza de haber criado un fenómeno” (García Márquez, 1970: 93).

El progreso del mercado y el surgimiento de la burguesía a finales del siglo XIX no pudieron desterrar las estructuras económicas heredadas de la colonia ni el espíritu señorial que las acompañaba. Con la independencia de España rodó la cabeza del rey, pero no las de los caudillos, militares, caciques, curacas y cabecillas (Silva Charvet, 2005: 134). Muchos señores se transformaron en burgueses, pero conservaban los resabios de su orgullo nobiliario. En el siglo XX la población mestiza ganó terreno, incluso entre las elites dominantes. Sin embargo, el espíritu de superioridad moral y política de estas cedió muy poco. Los comportamientos burgueses e igualitarios se mezclaron entonces con actitudes señoriales e hidalgas. El estatus y los roles sociales terminaron siendo más fuertes que la
ley y la ciudadanía. Desde entonces, en América Latina nos guiamos de manera mucho más sustancial por los roles que desempeñamos en la sociedad que por una identidad ciudadana frente a la ley (Da Matta, 1987). El poder igualador de las leyes generales y abstractas nunca fue lo suficientemente fuerte como para desterrar las diferencias de una sociedad fundada en la jerarquía y los privilegios.

Los “doctores” sustituyeron a los comendadores, barones, viscontes y consejeros del imperio, dice Gilberto Freyre (1962). Quienes gozaban de posiciones de privilegio desarrollaron toda una serie de estrategias para que el propósito universalizador de la ley fuera compatible con el reconocimiento de los privilegios.Al respecto véase el texto clásico de Mariátegui, Siete ensayos (1969). El antiguo y el nuevo régimen terminaron conviviendo y alimentando una sociedad híbrida compuesta por espacios selectivos de modernidad y tradición. Las tres mentalidades descriptas hasta aquí ilustran las visiones sobre el incumplimiento presentadas al comienzo. La visión estratégica tiene en mente al vivo; la política, al rebelde y la cultural, al arrogante. La racionalidad instrumental, la percepción de ilegitimidad del poder y la creencia en valores supralegales son las tres razones que, respectivamente, alimentan estas tres mentalidades. Pero estas visiones no son puras. En la práctica, como dijimos al inicio, se mezclan y se combinan. Es así como pueden detectarse otras dos mentalidades intermedias: el taimado y el déspota.

El taimado

Es un personaje híbrido, que combina la actitud estratégica propia del vivo con el desconocimiento de la autoridad del rebelde. Incluso en las sociedades más jerarquizadas, allí donde los poderosos parecen detentar todo el poder, en algún momento los subordinados, desconociendo las reglas que los oprimen, expresan su repudio al poder. La opresión y el sometimiento nunca son absolutos. En su vida cotidiana, los dominados desarrollan una especie de arte político de la resistencia que les permite escurrirse entre las rendijas de la dominación (Scott, 1985 y 2000; Wachtel, 1971; Gruzinski, 1999; De Certeau, 1989). En The Weapons of the Weak, James Scott cita el siguiente proverbio: “Cuando el gran señor pasa, el campesino sabio hace una gran reverencia y silenciosamente se tira un pedo” (Scott, 2000).

En América Latina, la sumisión de los pobres nunca fue completa. Quienes no se rebelaron abiertamente ante la invasión española –a sabiendas de que su lucha conducía a la muerte– se resignaron, sin desterrar por ello el odio y la sed de venganza de sus corazones (Wachtel, 1971). Poco a poco, con astucia y sin perder la compostura frente a los patrones, empezaron a adaptarse a las nuevas circunstancias, dosificando la obediencia y la desobediencia según las condiciones del momento. El incumplimiento velado se convirtió entonces en el arma de los débiles contra los poderosos. Indios, pobres y marginados cultivaron una actitud social de desacato soterrado a las reglas impuestas por un orden social y político que consideraban ajeno e invasor. Pobreza e hidalguía engendraron –dice Romero (1999: 78)– un “tipo particular de picaresca que no podía resolverse en la humilde y vergonzante actitud del que zurcía sus calzas”.

El déspota

La creencia en valores supralegales –propia de la arrogancia– y el abuso del poder –propio de la viveza– son dos imanes que se atraen. Por eso, cuando la mentalidad arrogante se combina con la viveza surge un personaje al que podríamos denominar “el déspota”. (Por definición, déspota es quien abusa de su poder o autoridad; alguien que de manera inescrupulosa se aprovecha de su situación para obtener beneficios personales.)

El abuso del poder y la manipulación de los valores familiares, religiosos y culturales por parte de las élites han dificultado la formación del Estado y de lo público en América Latina. El menosprecio de estas por el derecho, lo público y, en líneas generales, por las reglas sociales –salvo las de su propio grupo– suele traducirse no sólo en una justificación del incumplimiento del derecho sino también en una justificación del abuso del derecho. Las élites negocian la aplicación de la ley; para lograrlo “hablan con las autoridades correspondientes” y acomodan su cumplimiento a sus propias necesidades e intereses. El gran jurista argentino Genaro Carrió (1973) cuenta que, en cierta ocasión, algunos generales del ejército acudieron a él para preguntarle cómo podían derrocar legalmente el régimen constitucional. Para muchos gobernantes en América Latina, como los generales argentinos que hablaron con Carrió, el derecho ha sido un instrumento de poder antes que un límite a este.

La actitud incumplidora del déspota tiene fuerte arraigo en una sociedad que acepta las desigualdades sociales profundas como si fuesen algo normal e incluso algo justificado. Esta actitud es frecuente en las sociedades latinoamericanas.

En Colombia y Brasil la desigualdad es mayor que en Uruguay o en Chile, pero en todos los países las élites están acostumbradas a vivir en un entorno social en donde los pobres, cuando no mendigan, ofrecen de manera casi incondicional su fuerza de trabajo. Esto hace que las leyes, como dice Guillermo O’Donnell (1988), sean sólo aplicadas plenamente a los débiles o a los sonsos. Las élites, e incluso buena parte de las clases medias de la Argentina y Brasil, no se consideran obligadas a someterse a leyes que implícitamente están hechas para “los de abajo”(Da Matta, 1987).

Anotaciones sobre los personajes

Si bien esta tipología de personajes incumplidores es un punto de partida interesante, no alcanza a captar buena parte de las complejidades propias del fenómeno del incumplimiento. Esto se debe a que dichos sujetos representan tipos ideales. En la práctica, los personajes se mezclan. Alguien que no respeta la fila en un banco puede hacerlo para aprovecharse del cumplimiento de los demás, pero también porque cree que tiene más “derecho” a pasar primero. La primera razón es propia del vivo, la segunda justifica al arrogante. El empleado público que disimula su ocio en el trabajo puede hacerlo tanto para defenderse de un patrón que lo avasalla como por pereza o comodidad. La viveza puede reforzar los comportamientos del arrogante, como en el caso del rico que paga menos impuestos porque desprecia al gobierno y porque simplemente le conviene. Los pandilleros colombianos, o las maras de Centroamérica, son tan taimados y vivos como arrogantes. El comportamiento rebelde y el arrogante muchas veces se confunden en personajes que no obedecen sino a sus propias creencias.

La viveza es el comportamiento más frecuente entre los incumplidores. El taimado y el arrogante suelen ser también vivos. Por eso, por ser muy común, la cultura del incumplimiento se atribuye al vivo antes que a cualquier otro personaje, y por eso también es el punto de vista estratégico –que suele tener en mente a un actor racional– el que tiene mayor visibilidad. Los cincos personajes explicados tienen una relación particular con las dos variables planteadas al inicio: la clase social y la racionalidad. Cada clase social tiene su manera típica de incumplir. En la clase alta suelen abundar los incumplidores arrogantes. Muchos ricos de América Latina soportan mal la inclusión social y la igualdad de derechos. Por eso multiplican mecanismos de diferenciación social que les permitan seguir disfrutando de su posición –simbólica y material– de privilegio. Uno de esos mecanismos consiste en introducir excepciones a las normas para no tener que cumplirlas. Muchos miembros de la clase media, por su parte, atrapados entre el temor de caer en la marginalidad y la ilusión de ascender socialmente, suelen ver el mundo social como un territorio de competencia que el Estado no es capaz de regular y que, por lo tanto, termina premiando a los más astutos. Muchos pobres, a su vez, tienden a mantener una actitud defensiva respecto de un poder al que consideran, si no abusivo, por lo menos ajeno. Por eso –porque se sienten víctimas del sistema normativo– no cumplen, o sólo cumplen cuando se ven obligados a hacerlo.

Estas son maneras típicas de cumplir que pueden variar y combinarse, pero que logran cierta permanencia en la estructura económica que las sustenta. Los personajes incumplidores no sólo representan culturas y maneras de ver el poder, el derecho y las reglas sociales, sino también visiones y estructuras de clase relativamente estables. Las visiones del poder y del derecho, por un lado, y las estructuras de clase, por el otro, mantienen –según Pierre Bourdieu (1977, 1986)– una incidencia recíproca, de tal manera que la cultura es estructurada y la estructura es subjetivizada por la cultura.

La segunda variable se refiere al tipo de racionalidad de los actores sociales. Para ello me apoyo en la distinción clásica de Max Weber entre racionalidad valorativa e instrumental. La primera se funda en la creencia en un valor –ético, estético o religioso– sin importar los resultados que conlleve su cumplimiento (Weber, 1992). Esta es la ética propia de los santos. Su conducta obedece a sus creencias, y no están dispuestos a negociarlas cuando las consecuencias puedan parecer indeseables. La racionalidad instrumental, por su lado, está determinada por la búsqueda de los medios más efi cientes posibles para alcanzar los resultados esperados. Esta racionalidad caracteriza al político. Su objetivo es lograr ciertos fines y para ello está dispuesto a adaptar los medios –con sus valores y sus creencias– para conseguirlos (Weber, 1978). La racionalidad estratégica predomina en el vivo, el déspota y el taimado, mientras que la mentalidad valorativa es propia del rebelde, el arrogante y el reformador.

Antes de terminar quisiera aclarar los siguientes puntos:

1. El estudio de las mentalidades es importante, pero no suficiente, para entender el fenómeno del incumplimiento. Una misma persona con una mentalidad incumplidora bien definida puede convertirse de pronto en un cumplidor estricto al pasar de un contexto a otro. El vivo empedernido cumple cuando ve que la policía está cerca y que lo puede sancionar; el rebelde puede obedecer cuando cambian la autoridad o las normas; el arrogante acata las normas cuando son compatibles con los valores que defiende, etc. Eso no significa que las mentalidades sean irrelevantes. La presencia de la policía puede disuadir al vivo de incumplir, pero no necesariamente al rebelde o al arrogante.

La mayor legitimidad de la autoridad puede ser una razón para que el rebelde cumpla y a su vez resultarle indiferente al vivo. Hay quienes no cambian aunque cambien los contextos, y siempre son vivos, rebeldes o taimados. La complejidad de las prácticas de incumplimiento deriva justamente de esa combinación variable entre visiones o mentalidades y contextos sociales. Los contextos –como las mentalidades– también varían. Esa variación afecta sobre todo al vivo, que por ser un actor esencialmente instrumental cambia de estrategia cuando cambia de contexto. También afecta al taimado y al déspota, que tienen mucho de vivos. No es lo mismo pasar un semáforo en rojo a las tres de la mañana en un suburbio de Lima que a las tres de la tarde en pleno centro de la ciudad; tampoco es lo mismo no respetar el turno en la sala de urgencias de un hospital que en la entrada de un concierto o en una cafetería. El rebelde, el reformador y el arrogante, en cambio, son más valorativos y por eso, en principio, menos volubles ante los contextos. Sin embargo, estos también pueden afectarlos dado que la percepción de la autoridad y la interpretación de los valores forman parte de esos contextos.

Las variaciones contextuales dependen de múltiples factores: el tiempo, el lugar, la infraestructura, el tipo de normas, las condiciones económicas y culturales de los sujetos, el tipo de relaciones sociales que mantienen, etc.  En Normas de papel hicimos algunos estudios empíricos que muestran esto.Por ejemplo, los mismos pasajeros respetan más las normas cuando viajanen subterráneo –limpio, moderno, bien ordenado– que cuando lo hacen en ómnibus (García Villegas, 2009b).Pero hay un factor contextual particularmente determinante para la suerte que corre el cumplimiento de las normas. Me refiero al grado de presencia institucional –o de capacidad institucional– que tiene un espacio social determinado; es decir, la mayor o menor institucionalización del espacio social. En América Latina, la institucionalidad o la ley no siempre son las mismas en todas partes. Cambian, como si fueran camaleones. A veces las instituciones son fuertes y tienen capacidad para imponerse; otras veces son meras fórmulas de papel; con mucha frecuencia son instancias con las que se negocia, se pacta. Por eso la pregunta por el incumplimiento es también una pregunta sobre qué tipo de ley o de institución es la que pretende ser obedecida. 

2. Cada uno de los cinco personajes descriptos –con las combinaciones diacrónicas y sincrónicas propias del caso– refleja una manera de ser rutinaria y corriente de parte de la vida diaria de los latinoamericanos. Más que desviados, sus comportamientos están “normalizados” y en cierta manera regularizados en la sociedad. Se guían por reglas sociales antes que por otras reglas, por ejemplo jurídicas. Aquí vale la pena explicar algo de la complejidad propia de la relación entre el concepto de regla en la sociología y en el derecho. El acatamiento del derecho no siempre se explica como el resultado de la obediencia, ni como el resultado de una mera causalidad. Como lo ha explicado Pierre Bourdieu, existe un espacio intermedio entre causalidad y obediencia: el espacio propio del habitus. Buena parte del comportamiento incumplidor –como del cumplidor– es el resultado del habitus. Desde esta perspectiva sociológica, el comportamiento incumplidor va más allá de la epidermis institucionalista, donde se crean las normas jurídicas. Siguiendo a Bourdieu, Jacques Bouveresse sostiene que, como el habitus no tiene necesariamente una naturaleza propiamente mental (hay formas de habitus puramente corporales), es independiente de cualquier distinción entre lo consciente y lo inconsciente y no es menos independiente de la distinción entre el constreñimiento causal y la acción libre y voluntaria. El habitus es un concepto intermedio entre la regla en sentido jurídico y la regla en sentido causal, propia del mundo físico. Por eso es que, por lo general, ni los personajes incumplidores ni los demás perciben las prácticas de incumplimiento como actos delictivos o vandálicos, ni siquiera como perturbaciones del orden. La gente se queja –raramente protesta–, pero en la mayoría de los casos el incumplimiento es visto como una fatalidad, como algo que hay que soportar e incluso tolerar, no como una falta.Uno de los propósitos de las campañas de cultura ciudadana del alcalde Antanas Mockus consistió en aumentar la autorregulación; es decir el reproche ciudadano contra las conductas desviadas a través de la denuncia. Por eso, suele ocurrir que los incumplidores no sólo no aceptan el reproche de quienes eventualmente los critican, sino que se indignan frente a los críticos por “meterse en lo que no les importa”. A veces, por diversas circunstancias, los incumplidores de reglas sociales pasan a la ilegalidad abierta y las mentalidades incumplidoras ordinarias encarnan en grandes criminales: el rebelde puede  terminar siendo un guerrillero, el déspota un tirano, el vivo un jefe mafioso, el taimado un ladrón, etc. Este  paso no siempre es fácil, pero se da con más facilidad en una sociedad como la nuestra, donde el cumplimiento de pequeñas reglas es muy frecuente, que en una sociedad de grandes mayorías de cumplidores natos. Pero el salto a la criminalidad –ilustrado en algunos personajes retratados en este libro– no debe oscurecer el hecho de que las mentalidades de estos personajes también suelen ser propias de los ciudadanos comunes y corrientes. Existen otras actitudes de ruptura frente al orden social que no son propiamente delictivas. Los taimados, y a veces los vivos, por voluntad o por necesidad, desatan las amarras que los vinculan al mundo social para convertirse en marginados o en colonos que habitan los bordes de ese mundo. El arrogante puede convertirse en un intelectual cínico o en un bohemio; ambos se apartan del mundo social con una actitud de desprecio por los valores y las reglas establecidas. Todos estos personajes pueden ser catalogados como incumplidores radicales, a diferencia de los incumplidores ordinarios o prosaicos. 

3. Cada una de estas mentalidades refleja una deficiencia básica del sistema político y jurídico. La viveza es producto de la ineficacia del Estado para imponer sanciones; la rebeldía es resultado de la falta de legitimidad del poder político, y la arrogancia es producto de la ausencia de una cultura de la legalidad (Rule of Law). En consecuencia, los remedios contra las prácticas de incumplimiento son una especie de antídoto contra los tres personajes incumplidores básicos mencionados. Así, contra la viveza se requiere un poder estatal capaz de imponer sanciones efectivas a los detractores. La actitud de los rebeldes se contrarresta incrementando la legitimidad. Por último, la actitud arrogante necesita
una cultura ciudadana de respeto por la ley. Ninguno de estos remedios está destinado exclusivamente a un tipo de comportamiento incumplidor. Todos son complementarios: la efectividad contribuye a mejorar la legitimidad; la cultura de la legalidad requiere la legitimidad del poder; la efectividad se obtiene más fácilmente cuando existe una cultura de la legalidad. Así, los remedios están interconectados e influyen unos sobre otros de manera recíproca.

4. Ahora bien, como dije antes, en la práctica estos personajes no sólo se mezclan sino que un mismo sujeto puede cambiar de mentalidad de un momento a otro. Pero hay algo más: en la práctica, el fenómeno del incumplimiento en una sociedad determinada suele tener motivos mucho menos claros y definidos de lo que sugiere esta tipología. Con mucha frecuencia el incumplidor es un tipo negligente, perezoso, descuidado o simplemente indolente que no se refeja en ninguno de estos personajes. Pero eso no invalida la importancia de la tipología. Aun cuando muestra –como es natural en este procedimiento analítico– que la realidad es más compleja que las categorías que usamos para
entenderla; aunque, justamente por eso, la tipología puede ser útil: para discernir mejor esa complejidad.

5. Los personajes aquí descriptos han sido construidos a partir de motivaciones18 Estas pueden ser de muchas clases. A veces están fundadas en simples intereses personales –como suele ocurrir con el vivo–, a veces en principios racionales –el rebelde o el arrogante– y a veces en simples pasiones –como puede suceder con el déspota, el rebelde o el restaurador o reformador–. El tema de las motivaciones es muy complejo –como lo ha mostrado Jon Elster (1999) en Alquimias de la mente–, entre otras razones porque no siempre lo que se hace explícito es aquello que realmente impulsa al individuo. (Como en el cuento de la zorra y las uvas verdes, muchas veces adaptamos nuestras motivaciones a nuestras posibilidades o intereses.) Aquí he dejado de lado estas complejidades –más propias de un análisis microsociológico– y me he limitado a tratar el tema de las motivaciones como si fueran estáticas.

6. Por último, es importante señalar que no sólo los individuos desobedecen en América Latina; también lo hace el Estado. Más aún, el Estado es quizás el primer incumplidor y de allí, de ese hecho notorio, deriva una justificación muy frecuente para el incumplimiento de los individuos.

Conclusiones

En América Latina existe una enorme brecha entre, por un lado, las normas escritas, las que enseñan los profesores en las facultades de derecho, las que promulgan los legisladores y aplican los jueces y, por el otro, los comportamientos de la gente, incluyendo el de esos profesores y esos legisladores. Los latinoamericanos vivimos en una especie de sociedad esquizofrénica, en la que se habla mucho de lo que debe ser y se promulga mucho sobre el deber, pero se practica muy poco lo que se promulga18. Motivaciones, antes que valores. En ese sentido, la cultura, como lo explicara Ann Swidler (1986), “es más un estilo o un conjunto de habilidades y hábitos que un conjunto de preferencias o necesidades”; esto se acerca a la idea de práctica de Bourdieu (1980).

En este ensayo he querido mostrar cómo el incumplimiento no es simplemente un comportamiento que genera desorden o incluso crimen. Antes que un acontecimiento excepcional, que requiere la intervención de las autoridades penales, disciplinarias o correccionales, el incumplimiento es un comportamiento normalizado y socialmente aceptado. Por eso, las claves para entender esa cultura no están en las normas –jurídicas u otras– que se crean y que no se obedecen, sino en la incompatibilidad entre esas normas y otras diferentes, de tipo social, que permiten comportarse de otra manera y que, en última instancia, terminan siendo más influyentes.

Por eso, lo importante no es tratar de entender los incumplimientos más
notorios –como el robo, el asesinato, la corrupción y, en general, los crímenes
cometidos por algunos pocos individuos desviados– sino tratar de entender el
incumplimiento masivo de millones de latinoamericanos en su vida cotidiana,
cuando salen a la calle, cuando estudian, cuando trabajan, cuando se relacionan
con el jefe, con el policía, con el funcionario público, con el profesor,
etc. Es ese desacato ordinario, que no es excepcional sino regular, es decir,
que obedece a reglas –a otras reglas–, el que nos ayudará a comprender por
qué nuestras instituciones son lo que son y no lo que las normas que las crean
dicen que son.

Por eso, también, la teoría del incumplimiento de normas es mucho más abarcadora. Por un lado, es parte de la teoría política, en tanto contribuye a explicar cómo nos relacionamos los latinoamericanos con el poder y con la autoridad. De esa cultura surgen, a mi juicio, muchos de los males recurrentes
de nuestras instituciones, de nuestro sistema político y de nuestra democracia.

Entender las razones por las cuales la gente incumple –las mentalidades incumplidoras– nos ayudaría no sólo a comprender mejor el fracaso del derecho y los límites de las soluciones simplemente jurídicas a nuestros problemas sociales, sino también a tener una visión más realista y pragmática de esos problemas y de las políticas públicas imprescindibles para enfrentarlos. Pero la teoría del incumplimiento de reglas es también parte de la teoría jurídica latinoamericana, en tanto ayuda a esclarecer el fenómeno de la ineficacia del derecho y la compleja relación entre la validez de los tres sistemas normativos esenciales (el moral, el legal y el social).

POST-SCRIPTUM: 

Ideas para una propuesta de investigación

El tema de la cultura del incumplimiento es central, a mi juicio, para comprender el derecho, o al menos para entender su realidad en América Latina. Esa cultura participa de un fenómeno más general de ineficacia jurídica que abarca, entre otros, los siguientes temas: la incapacidad institucional para hacer efectivo el derecho; la herencia española y colonial en la concepción de la autoridad y de la ley; los problemas de diseño institucional (la brecha entre los textos escritos y las realidades sociales); la criminalidad individual y organizada; la relación entre derecho, moral y cultura; y la legitimidad del Estado, de la autoridad y de los jueces.

Todos estos temas son importantes y deberían ser tenidos en cuenta a la hora de intentar explicar por qué en América Latina existe una brecha tan grande –desde la época colonial– entre el derecho y la realidad social. Una propuesta semejante de ampliación temática va a contramano de las visiones analíticas del derecho, que buscan una teoría simple y elegante para explicarlo. Desafortunadamente, la complejidad y la hibridez de nuestras sociedades dificultan este objetivo. Pero esa complejidad también tiene su encanto. Dada la amplitud de estos seis temas, propongo que nos concentremos en tres de ellos para iniciar una reflexión compartida entre colegas del continente. la herencia cultural

En varios países de América Latina se celebra este año el bicentenario de la independencia de España. Quizá sea este un buen momento para reflexionar sobre la capacidad de las instituciones creadas a principios del siglo XIX, y en particular sobre el derecho, a fin de dar origen a nuevas sociedades y romper con las amarras que atan a nuestras sociedades al período colonial. ¿Por qué, a pesar de la evidente incapacidad del derecho y de las instituciones para cambiar a la sociedad, la brecha entre este y la realidad social y la confianza en él permanecieron y se reprodujeron como si la ineficacia no los afectara? Parte de la respuesta a este interrogante, a mi entender, radica en factores culturales relacionados con la concepción del poder, la autoridad y la ley. Estos factores, que a diferencia del derecho cambian lentamente, están profundamente aferrados  a las condiciones materiales y a las estructuras económicas –algunas de las cuales no han variado mucho desde la colonia– existentes en nuestras sociedades. Vale la pena estudiar más estos fenómenos. Pongo un ejemplo: durante la época colonial la economía del contrabando fue, por lo general, más importante que la formal. Eso creó una mentalidad particular –descalificadora– respecto de la capacidad del Estado y de las autoridades para regular el comercio. ¿En qué medida esa mentalidad sigue vigente hoy en día?

La relación entre derecho, moral y cultura.

En la vida social confluyen tres sistemas reguladores: el jurídico, el moral y el social. A cada uno de estos sistemas corresponde un tipo de sanción específica: la multa o la cárcel en el caso de las leyes; la culpa en el caso de la moral, y la vergüenza en el caso de la cultura. En la práctica, sin embargo, los tres sistemas tienen fuertes conexiones. Buena parte de la moral predominante en una sociedad está incorporada en el derecho. Esto se pone de manifi esto no sólo en aquello que LonFuller denominaba “la moral interna del derecho” –una especie de sabiduría moral acumulada en el derecho a lo largo de la historia– sino en la simple constatación de que gran parte de lo que la moral condena el derecho también lo condena (o simplemente lo ignora). Muchas de las deficiencias del derecho en América Latina –su ineficacia, por ejemplo– se originan en el hecho de que la gente desobedece lo establecido en las normas jurídicas porque prefi ere acatar una norma social o moral que considera más importante. Por eso conviene explorar, preferentemente a partir de encuestas comparadas, cuáles son las conexiones empíricas que existen –por ejemplo, en la mente de los individuos– entre esos tres órdenes normativos. el diseño –y la transferencia– legal e institucional.

La historia política e institucional de América Latina puede resumirse en la historia de la recepción infructuosa de instituciones foráneas que funcionan y producen buenos resultados en sus países de origen pero que una vez implantadas en nuestras sociedades, o bien no sirven para nada, o bien producen otros efectos diferentes a los esperados. Esta no es una idea nueva en el continente; ya en la primera mitad del siglo XIX, Juan Bautista Alberdi y sus colegas argentinos –los de la llamada Generación del 30: Esteban Echeverría y Domingo Faustino Sarmiento, entre otros– sostenían la imperiosa necesidad de conocer las condiciones sociales y culturales antes de importar instituciones europeas. ¿Cómo es posible entonces que esta idea no haya suscitado más atención entre los políticos y diseñadores de instituciones de América Latina? Quizás esto se deba a que el desconocimiento de las condiciones fácticas en las que operan las instituciones no sólo se explica como un fracaso, el de quienes están encargados de la recepción o de la importación de instituciones foráneas, sino también como una estrategia política. Una estrategia que consiste en crear instituciones para obtener los beneficios de legitimación política provenientes de la institución importada, sin que ello implique aceptar los efectos prácticos de su puesta en funcionamiento. Otra explicación posible proviene simplemente de que lo más fácil –lo más eficaz en el corto plazo político– es copiar instituciones y traducirlas en reformas legales. Sean cuales fueren las causas de este menosprecio hacia los contextos, el hecho es que esta práctica institucional se ha acentuado en los últimos años, sobre todo con el predominio de las teorías económicas neoinstitucionalistas; por eso, y por otras muchas razones, vale la pena estudiarla.

* Este ensayo recoge algunas ideas esenciales de mi libro Normas de papel (García Villegas, 2009). Una versión ampliada se incluyó en Cultura de la legalidad (García Villegas, 2010).

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Comentarios

  1. La cultura de incumplimiento de nuestras normas se remonta a nuestros tiempos pasados, no solo en latinoamérica sino en diversos países, lo que se busca analizar no es su existencia sino el grado de recurrencia, de igual forma el desinteres por el cumplimieto revoca en la la ineficacia del derecho en América Latina, factores como la poca importancia que ven los ciudadanos en las sanciones ya que son solo dinero o simplemente se pueden evitar, perdiendo así su credibilidad, de igual forma el individualismo tales como las metas, las creencias y las acciones de cada quien, el derecho a no colaborar con el sistema judicial puede ser otra de las causas por los razonamientos que pueda tener cada persona para no hacerlo, el ensayo analiza entre la intención y la causalidad un ejemplo sería entre un crimen voluntario y un desacato por ignorancia.
    Define tres tipos de personas que incumplen:
    EL VIVO, es el más común de todos, aquella persona calculadora que acomoda los medios para sus fines, juega un rol en una línea delgada entre la legalidad y la ilegalidad, como dice el texto sale barato no respetar las leyes.
    EL REBELDE, es aquel que no reconoce una autoridad legítima y por lo tanto no respeta la ley, estos sujetos podrían definirse como un transgresor burlesco, individualista y descreído, que al ver la injusticia que le tocó vivir se revela haciendo lo que quiera.
    EL ARROGANTE, este acepta la ley, pero desde su soberbia y su posición en la sociedad o su conocimiento, tiene derecho a ser excluido de la obligación de acatar. El arrogante reconoce la importancia de las normas, pero que estas solo aplican en la clase dominada no en los DOMINANTES.
    Estas se combinan y pueden desarrollar otras dos, el taimado y el déspota, el primero tiene actitud social de desacato escondido a las reglas impuestas puesto que las consideran ajenas e invasoras, el segundo posee la mentalidad arrogante combinada con la viveza, es quien abusa de su poder o autoridad aprovechándose de la situaciones y necesidades para obtener beneficios personales.

    Los cincos personajes tienen una relación particular con la clase social y la racionalidad. Para entender estos desacatos de la normas hay que comprender la ineficiencia de las sanciones, de la jurisdicción y por lo tanto del derecho. Para poder generar esos fuertes sistemas normativos esenciales la moral, el legal y el social

    -EDWARD SANTIAGO PACHÓN CASTRO

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    1. La cultura del incumplimiento de reglas en América Latina se remonta a los tiempos de las colonias española y portuguesa, y se pueden agrupan en los siguientes tres puntos de vista. El primero es estratégico, y afirma que la gente incumple luego de calcular los costos y beneficios de la obediencia. Los sujetos son considerados actores racionales que incumplen cuando los efectos negativos que acarrea ese comportamiento. El segundo es cultural y supone que la razón por la cual no se acatan las reglas estriba en que los valores que estas transmiten son considerados menos importantes que otros, como por ejemplo los valores religiosos, sociales o familiares. El tercer punto de vista es político, y supone que las personas incumplen las reglas como un acto de resistencia contra la autoridad.

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    2. Entrada 2.
      Ocuparnos de la eficiencia del derecho y de la legalidad y más específicamente de la cultura para el ordenamiento jurídico ser de la inflación normativa y la problemática social con la expedición de normas jurídicas no es un asunto Pacífico sin embargo hoy nuestra sociedad se debe reflexionar si se está tratando el camino adecuado para hacer del derecho una herramienta y que nos permita moldear ciertas circunstancias resolver problemas que sea un apoyo a la Norma social moral de nuestra sociedad de La regulación en él día a día de la vida de los individuos.

      Pretende despertar nuestro interés mostrando las diferentes complejidades del fenómeno del cumplimiento de las reglas las referencias de la cultura del movimiento de reglas en América Latina pueden agruparse según los siguientes Tres puntos de vista el primero es el estratégico que afirma que la gente incumple luego el calcular Los costos beneficios de la obediencia el segundo es cultural y supone que la razón por la cual no sé cumple las reglas en los valores que esas transmiten su función más importante es que los otros y el tercer y último. El político Ya que se supone que las personas se incumplen las reglas como un acto de resistencia contra la autoridad policía los militares y desde esta perspectiva el mundo está dominado por el poder por las instituciones y las autoridades de legitimidad el incumplimiento es más conocido por lo general como un conjunto de individuos racionales y egoístas.

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    3. Entrada 2.
      Ocuparnos de la eficiencia del derecho y de la legalidad y más específicamente de la cultura para el ordenamiento jurídico ser de la inflación normativa y la problemática social con la expedición de normas jurídicas no es un asunto Pacífico sin embargo hoy nuestra sociedad se debe reflexionar si se está tratando el camino adecuado para hacer del derecho una herramienta y que nos permita moldear ciertas circunstancias resolver problemas que sea un apoyo a la Norma social moral de nuestra sociedad de La regulación en él día a día de la vida de los individuos.

      Pretende despertar nuestro interés mostrando las diferentes complejidades del fenómeno del cumplimiento de las reglas las referencias de la cultura del movimiento de reglas en América Latina pueden agruparse según los siguientes Tres puntos de vista el primero es el estratégico que afirma que la gente incumple luego el calcular Los costos beneficios de la obediencia el segundo es cultural y supone que la razón por la cual no sé cumple las reglas en los valores que esas transmiten su función más importante es que los otros y el tercer y último. El político Ya que se supone que las personas se incumplen las reglas como un acto de resistencia contra la autoridad policía los militares y desde esta perspectiva el mundo está dominado por el poder por las instituciones y las autoridades de legitimidad el incumplimiento es más conocido por lo general como un conjunto de individuos racionales y egoístas.
      Danna Gabriela Ruge R

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    4. Entrada 13
      La mirada cultural es aún menos coherente y sistemática por lo general en estudios y ensayos de la historia y los culturales resulta más los valores de la sociedad la visión política del cumplimiento se encuentra por lo general entre las personas quienes tienen una imagen o una percepción crítica del Poder y el derecho en América Latina dos tradiciones que sostienen esta perspectiva o pensamiento Es por un lado la vieja tradición española que está ligada de la escuela de Salamanca del siglo 16 desde donde escribir un Francisco de vitoria Diego de Covarrubias azpilcueta y domingo De Soto entre otros que ponen la justicia por encima de la ley y el derecho a resistir el poder Injusto Para poder cumplir como obligación los mandatos del soberano el funcionario

      Danna Gabriela Ruge R

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    5. Entrada 18
      Cuando se utiliza para engañar la vida puede ser responsable presidente colombiano Álvaro ciegas Camargo 1992 qué es un tío que resuelve todos los problemas E invita a los demás a resolver luz por medio que están apenas al borde de la ley y en ocasiones por debajo de la ley personal pero un sitio que no es fácil descubrir el amor referencia entre estos dos sentidos de la belleza práctica cuando el vivo consigue lo que se propone obtiene elogios antes que Reproches por su buena conducta ya que es prácticamente cuando hace su sueño realidad y esto Busca que las demás personas le rinden pleitesía o lo elógien.
      Danna Gabriela Ruge R

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    6. Entrada 42
      La viveza es un comportamiento ambivalente y por un lado es un motivo del ocio puesto que represente la capacidad de salir plante en las situaciones difíciles que presenta la vida la belleza puede ser responsable cuando se utiliza para tumbar para hacer el mal Cómo engañar y sacar provecho de alguien para que generalmente lo cumpla.
      Danna Gabriela Ruge R

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    7. Entrada 51
      El comportamiento Rebelde puede rastrearse como lo hace Roberto da matta los personajes de la cultura popular la fe por su parte también juega un papel muy importante para el fenómeno del comportamiento arrogante los españoles venían en la región una verdad universal e indiscutible la lección difundir la vida
      Danna Gabriela Ruge R

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  2. La cultura del incumplimiento de las reglas principalmente en América Latina y en diferentes paises, hace referencia a que la mayoría de las personas y estado presentan un grado de recurrencia; de igual manera un desinterés por el incumplimiento que provoca la ineficiencia del derecho en América Latina; además esta se agremia según su conformidad , como las personas estratégicas y racionales que son aquellas que incumplen ya que para ellos no es importante el dinero que genere ese incumplimiento debido a que han calculado los costos y beneficios del cumplimiento; igualmente ciudadanos que trasmiten ideas, creencias, costumbres y comportamientos pero estos son estimados menos importantes. Además, el incumplimiento respecto a lo político se debe a poco razonamiento que presentan y el querer llevar la contraria.
    Así el articulo estudia los pensamientos de los individuos incumplidores y como estos actúan. Existen cinco tipos de personas que incumplen:
    El vivo, es un tipo de persona desagradable, debido a que no le importa pasar por encima de los demás con el fin de buscar lo que necesita, se aprovecha de las ocasiones y personas para cumplir sus objetivos y siempre deja a un lado sus valores como persona; así mimo argumenta que el incumplimiento de las reglas es por motivo de derecho, debido a esto, engañan al estado pensando que la cárcel, la multa y sanciones no son nada graves, debido a que siempre quieren ser triunfadores. Esto hace que se cree una cultura corrupta; ya que los ciudadanos correctos carecen de aceptación.
    El rebelde son aquellas personas que no cree en la autoridad por este motivo se oponen a las normas, no les importa lo que piensan las otras personas; además detestan las barreras que la sociedad les impone y siempre piensan que tienen la razón.
    El arrogante, acepta la norma, piensa que es fundamental para la sociedad pero que solo aplica para los dominantes, que está hecha para los corruptos no para él; además no tienen nada de sencillez, siempre se creen mejor que otras personas. Estos creen tener más autoridad que los demás.
    El taimado, son aquellas que buscan una actitud estratégica, para buscar conocer más de la autoridad, logrando así descartar varias reglas cuyo fin un beneficio común.
    El déspota, son personas que creen en valores súper legales, siempre abusan del poder, cuando se presenta una oportunidad buscan la manera de sacar provecho consiguiendo beneficios personales. Así mismo, no respetan los valores que se inculcan en la familia, religiones y culturas; además los abusos del poder y el incumplimiento ocasionan que la sociedad acepte las desigualdades sociales, como si esto fuera normal.

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    1. Entrada 11
      Las referencias del incumplimiento de las reglas en América Latina pueden agruparse en los siguientes Tres puntos de vista el primero es el estratégico y afirma que la gente incumple luego del cular Los costos y beneficios de la obediencia tucson consideramos cómo cómo los efectos negativos cuando se incumplen por ejemplo pueden ser evitados no son graves y el segundo es el cultural que se considera menos importante que otros Como por ejemplo los valores religiosos sociales y los familiares

      Danna Gabriela Ruge R

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    2. Entrada 53

      La vida social confluyen tres sistemas reguladores el sistema jurídico el moral y el sistema social a cada uno de sus sistemas le corresponde un tipo de sanción específica óptica sin embargo nos tienen fuertes conexiones parte de la moral predominante es una n está incorporada por el derecho se originan en el hecho de que la gente desobedecer los establecieron las normas jurídicas Por qué prefiere acatar una norma social o Morales considera más importante el estrés social y política de latinoamérica puede resumirse en la historia de la recepción ya que funcionan los países de origen necesidades no ya que se ven casos de robo destapando política de las diferentes ciudades no se ve honestidad por parte de los políticos.
      Danna Gabriela Ruge R

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  3. La cultura del incumplimiento de reglas en América Latina se remonta a los tiempos de las colonias española y portuguesa. Este ensayo pretende despertar su interés mostrando las complejidades del fenómeno del incumplimiento de reglas. Las referencias escasas y dispares a la cultura del incumplimiento de reglas en América Latina pueden agruparse según su sintonía con los siguientes tres puntos de vista. El primero es estratégico, y afirma que la gente incumple luego de calcular los costos y beneficios de la obediencia. El segundo es cultural y supone que la razón por la cual no se acatan las reglas estriba en que los valores que estas transmiten son considerados menos importantes que otros, como por ejemplo los valores religiosos, sociales o familiares. El tercer punto de vista es político, y supone que las personas incumplen las reglas como un acto de resistencia contra la autoridad. se definen 3 tipos de personas que incumplen:
    El vivo siempre busca satisfacer su interés personal y para ello acomoda los medios a los fines, de tal manera que le sirvan de la mejor manera posible, sin importar código moral o ley.
    El rebelde no reconoce la legitimidad de la autoridad que crea o impone la norma y por eso se siente con derecho a no acatarla.
    El arrogante acepta la norma –la ley, por ejemplo–, pero estima que él, dada su posición en la sociedad, su persona o su conocimiento, tiene derecho a ser excluido de la obligación de acatarla. El arrogante cree que la ley es muy importante para la sociedad, pero que está hecha para “los de ruana”, no para gente como él.

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    1. Entrada 4
      La cultural en cumplimento de las de las reglas en América Latina a los tiempos coloniales viene de la cultura española y portuguesa las referencias casas a la cultura del incumplimiento de reglas en América Latina pueden agruparse según su sintonía con los siguientes puntos de vista que iluminar qué tiene perspectivas de un interés directo al estudio del cumplimiento de las reglas de América Latina. En Colombia El padre jesuita Javier giraldo defiende el derecho a no colaborar con el sistema judicial una especie de combinación de las dos tradiciones puede verse en los escritos de Javier giraldo al respecto del debate con él la obra está el interés en el caso de la visión estratégica la defensa en el caso de la política y también están los valores en el caso de la cultura por eso mismo para incumplir se refiere la venta el incumplido el en particular Cuando alguien cumple lo que no le conviene otro que incumple para defenderse un tercero que incumple porque existen valores superiores a los de la Norma que está establecida.
      Danna Gabriela Ruge R

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  4. En la vida social confluyen tres sistemas reguladores: el jurídico, el moral y el social. A cada uno de estos sistemas corresponde un tipo de sanción específica: la multa o la cárcel en el caso de las leyes; la culpa en el caso de la moral, y la vergüenza en el caso de la cultura. En la práctica, sin embargo, los tres sistemas tienen fuertes conexiones. Buena parte de la moral predominante en una sociedad está incorporada en el derecho. Esto se pone de manifi esto no sólo en aquello que LonFuller denominaba “la moral interna del derecho” –una especie de sabiduría moral acumulada en el derecho a lo largo de la historia– sino en la simple constatación de que gran parte de lo que la moral condena el derecho también lo condena (o simplemente lo ignora). Muchas de las deficiencias del derecho en América Latina –su ineficacia, por ejemplo– se originan en el hecho de que la gente desobedece lo establecido en las normas jurídicas porque prefi ere acatar una norma social o moral que considera más importante.

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  5. El incumplimiento de las normas no es un hecho netamente colombiano, ni latinoamericano, es un hecho mundial que afecta a todos los países de una u otra manera, sin embargo, en los países subdesarrollados es recurrente el incumplimiento de las leyes y la poca validez del derecho, quizás esta es una de las razones de su lento desarrollo. Las razones de tal incumplimiento a las leyes pueden ser vista desde tres puntos: estratégico que básicamente calcula los beneficios y los costos al cumplir o no con algo, su mentalidad puede definirse como “vivo”, cultural que se basa en creencias personales su mentalidad puede definirse como “rebelde” y el otro político como un desafío en contra de la autoridad estatal, su mentalidad se puede definir como “arrogante”.
    Darles solución a estos comportamientos no es tarea fácil, eso depende de cada persona, cada mentalidad y cada contexto, de nada sirve cuantas normas estén planteadas en las leyes, sino mas bien cuantas son eficaces en la cotidianidad

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  6. Los agentes sociales o individuos en la búsqueda de sus intereses propios, desacatan el derecho y lo incumplen de manera racional o ignorante, no obstante, las personas responden con estos comportamientos debido a que el sistema de Estado genera efectos negativos sociales que repercuten en la vida cotidiana de la sociedad.
    Las diferentes personalidades de los individuos que nombra el ensayo, se encaminan todas a obtener el beneficio propio, cada clase, campo o grupo social, determina las acciones para dar respuesta al incumplimiento ante el derecho, en la que este juego, siempre será la burla, el descontento, la ignorancia o la supremacía de las personas frente a la norma.
    También el por qué o los factores determinantes que conllevan a que las personas respondan al derecho de esta forma, y sus efectos que se pueden atribuir en base a las causas.

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    1. Entrada 14
      El punto de vista estratégico sobre el incumplimiento es quizás el más conocido y por lo general se encuentra en aquellos autores que ven la sociedad como un conjunto de individuos que son racionales y que son egoístas y pienso que tiene la razón ya que vivimos en un mundo donde las personas son egoístas muchos de estos autores es adoptan posiciones del canal al individuo metodológico hacia se llama y pienso como dije anteriormente que tiene la razón es decir a la doctrina que tiene todos los fenómenos sociales que son explicables por elementos que son los individuos.
      Sin duda si los problemas de la realidad son complejos y es la verdad ya que son complicados la vida de lucha pero para los problemas siempre hay una solución y explicación necesariamente ha de ser sobre el tipo de sociedad que se está construyendo sobre lo que debería ser cuestionable en los términos de equidad y el desarrollo sostenido las contradicciones sociedades como la nuestra en sus ámbitos democráticos políticos.

      Danna Gabriela Ruge R

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  7. El punto de vista estratégico sobre el derecho en América Latina siempre ha sido visto como un fenómeno social y político importante. Pero las razones por las cuales se le considera importante son muy diversas. Para algunos, la relevancia del derecho proviene de su capacidad para organizar una realidad social heterogénea y compleja. Desde este punto de vista, el derecho debe hacerse fuerte para compensar la debilidad social.

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  8. La cultura del incumplimiento de reglas en América Latina se remontan a los tiempos de la colonia. Desde entonces escritores, pensadores y gobernantes se ha referido a la inobservancia de reglas y han visto en ella un obstáculo para el desarrollo social y político de los países.

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  9. El incumplimiento de reglas no es un problema nuevo, teniendo en cuenta que constituye un factor determinante del desarrollo democrático de las sociedades, y en especial, de las latinoamericanas. Así como el incumplimiento de reglas o normas que incumple las autoridades y los políticos, que ellos hacen lo que quieren con el pueblo se toman mucha autoridad sobre la comunidad, no cumplen y si quieren que el país cumplan sus reglas cuando no hay un ejemplo a seguir por eso la violencia y la intolerancia de hoy en día.

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  10. Mauricio García Villegas

    «Es sorprendente –dice Carlos Santiago Nino – que, no obstante, la visibilidad de la tendencia argentina hacia la ilegalidad , ella no haya sido señalada hasta ahora por politólogos, historiadores y economistas como un factor significativo para dar cuenta del subdesarrollo argentino.» Creo que lo mismo vale para el resto del continente y por eso, a lo dicho por Nino, yo agregaría que ese desinterés es todavía más sorprendente si se considera que el incumplimiento es parte esencial del fenómeno, más general, de la ineficacia del derecho en América Latina, en ocasiones de tal magnitud que pone en tela de juicio la validez misma del derecho.
    La visión estratégica: el vivo
    Los individuos son vistos como jugadores que juegan contra el Estado y que tienen derecho a engañarlo, tanto como este puede atraparlos y sancionarlos. El derecho no es una norma social sino un elemento más de la aventura de vivir en «sociedad».
    El rebelde no reconoce la legitimidad de la autoridad que crea o impone la norma y por eso se siente con derecho a no acatarla. Los extremos de la escala social se diferenciaban no sólo en términos de riqueza, sino también de honor y libertad.
    El arrogante acepta la norma –la ley, por ejemplo–, pero estima que él, dada su posición en la sociedad, su persona o su conocimiento, tiene derecho a ser excluido de la obligación de acatarla.
    Anotaciones sobre los personajes
    Alguien que no respeta la fila en un banco puede hacerlo para aprovecharse del cumplimiento de los demás, pero también porque cree que tiene más «derecho» a pasar primero.
    Antes de terminar quisiera aclarar los siguientes puntos
    Aquí vale la pena explicar algo de la complejidad propia de la relación entre el concepto de regla en la sociología y en el derecho. El acatamiento del derecho no siempre se explica como el resultado de la obediencia, ni como el resultado de una mera causalidad.
    LEIDY REDONDO

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  11. Todos los sistemas de reglas tienen un grado de incumplimiento, pues el derecho no tiene sentido en los casos de incumplimiento y cumplimiento dado que en la cultura el incumplimiento de normas trasciende desde nuestros antepasados.
    El incumplimiento es parte del fenómeno de la ineficiencia del derecho, lo que pone en tela de juicio la validez misma del derecho.
    El incumplimiento se puede ver en tres puntos:
    Estratégico: conjunto de individuos racionales y egoístas; cultural: por falta de valores; político: incumplimiento por percepción critica del poder, los nuevos lideres del derecho hacen resistencia al poder, debido a esto el subordinado no pierde la oportunidad para incumplir y dejar de hacer lo que se le ordena.
    Existen mentalidades incumplidoras (vivo, rebelde, arrogante) que se argumentan en la racionalidad instrumental, en la percepción de la ilegitimidad del poder, y la creencia en valores supralegales. estas se pueden identificar en 5 tipos de personajes:
    EL VIVO: es el incumplidor mas común y calcular mental, que busca satisfacer su interés personal, justificando su incumplimiento a partir de un supuesto supralegal.
    EL REBELDE: no reconoce la autoridad, como Pedro Malasontes, un héroe sin carácter, un individuo pobre pero astuto y rebelde.
    El ARROGANTE: acepta la norma pero considera que por su posición debe ser excluido de cumplirla, un claro ejemplo es el estatus y los roles sociales, la fe y los relaciones familiares.
    EL TAIMADO: que combina la actitud estratégica propia del vivo y el desconocimiento de la autoridad del rebelde.
    EL DESPOTA: que combina la creencia de valores supralegales del arrogante y el abuso del poder del vivo.
    Por tal motivo el estudio de las mentalidades es importante, pero no suficiente para entender el fenómeno del incumplimiento .
    El comportamiento incumplidor o cumplidor es el resultado de HABITUS. Lo que refleja la deficiencia del sistema político y jurídico.
    En la vida social existen tres sistemas reguladores: en el caso de las Leyes: multa o cárcel; en lo Moral: la culpa, y en ,lo Cultural: la vergüenza.




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    1. Entrada 14
      El punto de vista estratégico sobre el incumplimiento es quizás el más conocido y por lo general se encuentra en aquellos autores que ven la sociedad como un conjunto de individuos que son racionales y que son egoístas y pienso que tiene la razón ya que vivimos en un mundo donde las personas son egoístas muchos de estos autores es adoptan posiciones del canal al individuo metodológico hacia se llama y pienso como dije anteriormente que tiene la razón es decir a la doctrina que tiene todos los fenómenos sociales que son explicables por elementos que son los individuos.
      Sin duda si los problemas de la realidad son complejos y es la verdad ya que son complicados la vida de lucha pero para los problemas siempre hay una solución y explicación necesariamente ha de ser sobre el tipo de sociedad que se está construyendo sobre lo que debería ser cuestionable en los términos de equidad y el desarrollo sostenido las contradicciones sociedades como la nuestra en sus ámbitos democráticos políticos.
      Danna Gabriela Ruge R

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  12. En los tiempos de la colonia española y portuguesa se remonta la cultura del incumplimiento de las reglas en América Latina, esto se da debido a la ineficiencia y eneficacia del derecho, ya que las personas no piensan moralmente en el bienestar propio y el de los demás individuos que conforman la sociedad, si importarles como son sanciones ya que solo lo ven como un proceso para solucionar económicamente y no socialmente. Encontramos otro factor como es el individualismo donde cada individuo se interesa por su bienestar y no por el de los que lo rodean, haciendo esto que con el fin de satisfacer su necesidad tenga que pasar por encima del bienestar de los que lo rodean.
    En el ensayo analiza entre la intención y la causalidad donde tenemos los crímenes voluntarios y los desacatos por la ignorancia.
    Tenemos tres tipos de personas que incumplen como son:
    El vivo: aquel que calcula todo muy bien para acomodar los medios para lograr los fines.
    El revelde: no reconoce una autoridad legítima y por ende no respeta la ley.
    El arrogante: acepta la ley pero desde la pero desde su posición en la sociedad, soberanía y conocimiento tiene el derecho de exclusión de obligación de acatar. Combinadas estas se desarrolla el taimado que tiene actitud social de desacato a las reglas ya que las considera agenas e invasoras y déspota que posee la mentalidad arrogante combinada con la viveza.

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  13. Un aspecto esencial que describe la naturaleza de una sociedad es la manera como regula el comportamiento de sus ciudadanos, se realiza mediante un conjunto de normas de tipo social, moral y jurídico, entre otras. El ciudadano suele ser consciente de la existencia de esas reglamentaciones para vivir en sociedad, el desacato no solo es por parte del ciudadano común, sino el mismo Estado, que hace, promulga y vela por el cumplimiento de las leyes, lo suele cometer. Desde diferentes puntos de vista, pues algunas normas son imprecisas, poco claras, muy flexibles y, a veces, van en contra de las convicciones del ciudadano o son de difícil cumplimiento

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  14. esta lectura aunque extensa permite ver nuestros tiempos pasados y que desde un principio siempre ha surgido el incumplir las normas establecidas y no sólo se presenta en países como Colombia si no es en todo el mundo pero en este texto busca de una u otra forma determinar cuál es la cantidad en qué se hace y menciona de una u otra forma lo malo del derecho En América Latina qué donde se incumple se saca el bolsillo y no pasó nada la vida sigue y si toca volver a incumplir se paga con dinero y de esta manera su credibilidad está por el piso Los pone en evidencia a tipos de personas que no cumplen con las normas el primero de ellos es el vivo en donde como dice el texto sale barato no respetar las leyes el siguiente que nos habla es del rebelde en el cual no acepta una autoridad y solo piensa por él mismo el arrogante el cual reconoce cada una de las normas pero se hace el loco y forma parte de los llamados dominantes, También presenta el déspota el cual ha usado su poder y quieres sacar siempre provecho para beneficio propio y creen que la desigualdad social es normal y la aplica siendo que la vida social existen 3 sistemas los cuales son el jurídico el moral y social y por poquito que sea tienen que ver con el derecho Y la tarea para solucionarlo es bastante difícil ya que cada persona es un mundo diferente y cuesta mucho que todos hablen el mismo idioma en cuanto a respetar las leyes y por muchas que éstas existan se tiene que tener un estudio previo de que si sirve o no sirve para aplicar en la cotidianidad Se supone que estamos avanzando pero la verdad no se ve reflejada si en el texto se habla de incumplirlas reglas desde
    tiempos de la colonia años han pasado no se ha podido solucionar nada, aunque se tiene la sociología y ésta debería servir como fuerza apoyo para dar soluciones a estos problemas ya que la sociología estudia la realidad y tienen muchas disciplinas en las que se apoya aunque no se tiene que ser vista como una especialidad o disciplina del derecho ya que como lo mencione anteriormente la sociología ofrece el estudio De las normas y su relación con los fenómenos sociales y en un país como Colombia en donde hay intolerancia podría servir mucho.

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  15. Este articulo nos ayuda a entender sobre la correlación que existe entre la sociología y el derecho ya que se evidencia una falencia inmediatamente a hechos antepasados de donde no se a logrado una consolidación y ejecución de estas normas , este incumplimiento se muestra desde tres puntos, desde lo estratégico, cultural y lo político pero a la vez encontramos los sistemas reguladores, el jurídico, el moral y el social, para lograr su finalidad de llegar a cumplir las normas es algo muy complejo ya que cada individuo tiene una forma de pensar y sentir y esto con lleva a que no se ejecuten de una manera eficiente y por otra parte estos efectos nos genera que no tengamos un crecimiento positivo.

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  16. esta lectura nos aclara la correlación que existe entre la sociología y el derecho, nos habla de que cada unos de los individuos no le importa pasar por encima de los demás para poder lograr sus interes, de como no le importa la sociedad el individualismo nos llevará a una sociedad con más desigualdad de condiciones que el más fuerte es el que sobrevivirá
    EL VIVO: es el incumplidor mas común y calcular mental, que busca satisfacer su interés personal, justificando su incumplimiento a partir de un supuesto supralegal.
    EL REBELDE: no reconoce la autoridad, como Pedro Malsonantes, un héroe sin carácter, un individuo pobre pero astuto y rebelde.
    El ARROGANTE: acepta la norma pero considera que por su posición debe ser excluido de cumplirla, un claro ejemplo es el estatus y los roles sociales, la fe y los relaciones familiares.
    EL TAIMADO: que combina la actitud estratégica propia del vivo y el desconocimiento de la autoridad del rebelde.
    EL DESPOTA: que combina la creencia de valores supralegales del arrogante y el abuso del poder del vivo.

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  17. Esta lectura nos explica la relación que existe entre la sociedad y el derecho en cuanto al incumplimiento de reglas desde diferentes aspectos como la estratégica, el cultural y el político. Dentro de estos aspectos encontramos diferentes personajes como al vivo quien es calculador se aprovecha de los demás dependiendo de su conveniencia o necesidades, aunque en ocasiones es visto de manera positiva para las personas que saben salir adelante en situaciones difíciles, también está el rebelde quien no cree en la autoridad y por esta razón se cree con derecho a no acatarla, el arrogante quien reconoce la ley pero cree que por su posición en la sociedad puede ser eximido de ella, el taimado una unión entre el vivo y el rebelde, el déspota combinación del vivo y el arrogante, dichos personajes rebela un punto de partida para el incumplimiento.
    Los seres humanos somos personas de costumbres que nos dejamos guiar por el entorno o la cultura donde hemos crecido, en este sentido de acuerdo con nuestra formación y nuestros valores vamos formando nuestro criterio y carácter para poder tomar nuestras decisiones en cuanto a parecernos a un personaje de los anteriormente mencionados o pertenecer a la sociedad que cumple las reglas y normas.

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  21. El punto de vista estratégico sobre el incumplimiento es quizás el más conocido encontramos autores que ven a la sociedad como un conjunto de individuos racionales y egoístas. Muchos de esos autores sostienen que todos los fenómenos sociales son explicables por elementos individuales, tales como las metas y las acciones de los individuos este texto nos habla de unos tipos y perfiles específicos de personas que incurren en el incumplimiento de las leyes aun asi son tipo ideales es decir que en la vida real estos sujetos se mezclan por lo tanto es mas complejo estudiar varios comportamientos.
    El vivo siempre busca satisfacer su interés personal y para ello acomoda los medios a los fines, de tal manera que le sirvan de la mejor manera posible, sin importar código moral o ley, busca sacar provecho de alguien mas para obtener beneficios solo para el, un perfil bastante egoísta pero calculador.
    El rebelde no reconoce la legitimidad de la autoridad que crea o impone la norma y por eso se siente con derecho a no acatarla, surgió como un acto de desobediencia o rebeldía con el fin de no ser esclavos o dependientes de nadie.
    El arrogante cree que dada su posición en la sociedad tiene derecho a ser excluido de la obligación de acatarla, cree que la ley es muy importante para la sociedad, pero que está hecha para “los de ruana”, no para gente como él.
    El taimado en el observamos una mezcla de actitudes entre el taimado y el vivo se combina la actitud estratégica propia del vivo con el desconocimiento de la autoridad del rebelde.
    El déspota surge con aspectos como la arrogancia, el abuso del poder ,propio de la viveza, este tipo de perfil es aquel que abusa de los poderes de autoridad que se le otorgan y aprovecha estas situaciones para atraer beneficios personales.

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  22. Desde hace mucho tiempo en la mayoría de partes del mundo se vive un constante desacato por parte de los individuos hacia las leyes y normas de la sociedad. Esta serie de incumplimientos se debe al anhelo de capital ya sea material o simbólico de cada persona, el acto social de estas personas se basa en las creencia y la cultura con la que se fue desarrollando.
    Las normas son infringidas con la mayoría de veces voluntariamente, es decir con el conocimiento de que al quebrantar esa norma es penalizable, aunque muchas veces se presenta que son vulneradas por ignorancia de la misma.
    La lectura pregona que existen 3 tipos de personas que violan las leyes, un llamado VIVO que resulta ser el mas común, esta persona es calculadora, tiene en claro los efectos que trae vulnerar cada norma y aun así se mantiene activo entre lo legal y lo ilegal; aclara también que esta en REBELDE que infringe la ley por que se ha mantenido en condiciones de desigualdad, entonces cree que puede por así decirle "hacer justicia por su cuenta"; el ARROGANTE acepta la ley pero cree que posiblemente estas normas no aplican para el puesto que esta en una posición social mas favorable explicando que a la clase dominante no le deberían regularizar leyes.
    De las combinaciones de estos 3 nombrados anteriormente resultarían los taimados y los déspotas; los primeros nacen de las actitudes que poseen los vivos y los rebeldes, los segundos son arrogantes pero calculadores, siempre atento al beneficio personal con tendencias al abuso del poder.
    Todos estos tienen en común que son reiterativos cuando vulneran la ley, pero el Estado y las instituciones que se encargan de penalizar y sancionar estas violaciones a la ley son ineficientes.

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  23. La lectura nos habla sobre el incumplimiento de las leyes, igualmente nos habla de que el hacerlas cumplir son bastantes complejas puesto que cada individuo es un mundo diferente así que debe de hacerse un estudio para saber si esa ley se puede ser para todos, también nos habla de cómo las leyes son sobrepasadas por dinero, si se incumple pague y siga como si nada estando la credibilidad de la misma por el piso. Nos habla igualmente de las personas llamadas Dominantes que en breves palabras son aquellos desobedientes que usan el poder sacando beneficio para ellos creyendo que la desigualdad es algo normal por ultimo me gustaría aclarar que en cualquier parte del mundo es igual pero el texto nos habla de que en latino américa estas leyes son más violadas y así sucede desde la era de las colonias entonces la pregunta es, ¿En verdad estamos avanzando?.
    Realizado por: Julián David Rodríguez Robayo.

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  24. En el articulo escrito por Mauricio García Villegas del articulo Ineficacia del derecho y cultura del incumplimiento de reglas en América Latina se puede sintetizar la información brindada como la relación que existe entre la sociedad y el derecho, se hace un análisis sobre el incumplimiento de las reglas desde diversos aspectos, aspectos estratégicos, aspectos culturales y aspectos políticos. Es importante mencionar que dentro de estos aspectos se encuentran diferentes tipos de personas, las personas que se aprovechan de cada situación y pasan por encima de los demás sin importar las circunstancias por las que deben pasar, también se encuentran las personas positivas, aquellas que a pesar de las dificultades siempre buscan estrategias para solucionar los problemas de forma rápida y eficiente, también se encuentran las personas negativas, quienes le ven problema a todo y no buscan la forma de solucionar inconvenientes presentados.
    Finalmente, es importante reconocer que los seres humanos se han moldeado de acuerdo al contexto y la cultura y que cada una de las acciones y costumbres adquiridas han estado determinadas por el entorno social y por las características propias del lugar donde se ha desarrollado.

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  25. Este ensayo pretende despertar su interés mostrando las complejidades del fenómeno del incumplimiento de reglas. Antes de concluir el escrito volveré sobre el tema de la ineficacia del derecho y su importancia para la comprensión de la cuestión jurídica en el continente, El punto de vista estratégico sobre el incumplimiento es quizás el más conocido y, por lo general, se encuentra en aquellos autores que ven a la sociedad como un conjunto de individuos racionales y egoístas

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  26. La lectura involucra violaciones a la ley, y también nos dice que dado que todos somos un mundo diferente, hacer cumplir la ley es muy complicado, por lo que se debe investigar para entender si la ley se puede aplicar a todos, y también nos habla de cuánto dinero Yendo más allá de la ley, si violas tu salario y continúas, es como si nada fuera la mínima credibilidad. Esto también nos dice que el llamado "gobernante", en definitiva, aquellos que no obedecen a los demás y usan el poder para beneficiarse a sí mismos, piensan que la desigualdad es normal.

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  27. El incumplimiento de las reglas viene desde tiempos pasados, podemos afirmar que no es solo de estos tiempos, y a su vez, nos dice que existen 3 sistemas reguladores, que son: el jurídico, el moral y el social. Cada uno de estos sistemas, cuenta con su respectiva sanción ante un incumplimiento, para esto, contamos con 3 tipos de personas que incumplen las leyes,que son: el vivo, el rebelde, el arrogante, cada uno de ellos, cuenta con su punto de vista ante cada situación presentada, el incumplimiento de la norma jurídica se basa prácticamente en que, las personas prefieren imponer la norma que atacar y/o cumplir la ya existente.

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  28. La cultura del incumplimiento de reglas en América Latina se remonta a los tiempos de la colonia. La Lectura intenta analizar en profundidad esta cultura del desacato de reglas, a través de dos estrategias: una serie de investigaciones empíricas sobre incumplidores y una caracterización de seis tipos de personajes incumplidores: vivos, rebeldes, arrogantes, taimados, déspotas y restauradores, así como de los contextos en los que actúan y de las implicaciones negativas de sus comportamientos. El incumplimiento es visto como el producto de una estrategia individual según la cual los costos de las prácticas criminales son bajos, comparados con los resultados obtenidos. Siendo así, el problema se origina en la existencia de instituciones débiles que no logran imponer los comportamientos que consagran en sus normas jurídicas. La falta de sanciones efectivas es un incentivo para violar las normas. Desobedecer resulta barato.
    El rebelde no reconoce la legitimidad de la autoridad que crea o impone la norma y por eso se siente con derecho a no acatarla. El arrogante acepta la norma –la ley, por ejemplo–, pero estima que él, dada
    su posición en la sociedad, su persona o su conocimiento, tiene derecho a ser excluido de la obligación de acatarla. El arrogante cree que la ley es muy importante para la sociedad, pero que está hecha para “los de ruana”, no para gente como él. El taimado Es un personaje híbrido, que combina la actitud estratégica propia del vivo con el desconocimiento de la autoridad del rebelde. Incluso en las sociedades más jerarquizadas, allí donde los poderosos parecen detentar todo el poder, en algún momento los subordinados, desconociendo las reglas que los oprimen, expresan su repudio al poder. El déspota es quien abusa de su poder o autoridad; alguien que de manera inescrupulosa se aprovecha de su situación para obtener beneficios personales. El vivo es el personaje incumplidor más común. En todos los países de América Latina, desde el norte de México hasta la Patagonia, el vivo es reconocido y sus consignas practicadas

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  29. El incumplimiento de las reglas proviene de tiempos atrás no sola mente se ve en Latinoamérica aunque en algunos países es más relevante que en otros hay algunos que no le prestan atención, el comportamiento del ser humano al.incumplir la norma es de carácter evaluativo primero mira que pasa si ingrinjo la norma y si es muy oevesu castigo inconsciencia lo hace, otra es la.evaluaciob moral. En el.incumplimiento se ven tres tipos de individuos el rebelde el que incumple la ley por pensamientos políticos,el vivo que no.cumole.la norma por hacer caso a sus intereses y elnyercero que lo hace escudado en su parte cultural desde la moral por concluir siempre habrá infractores de la ley por qué está no está diceñada para un solo individuo sino para una sociedad en general y sus ideales serán diferentes.

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  30. Es importante conocer por que las personas incumplen las reglas estas que son relacionadas con el derecho, ó en otras palabras reglas establecidas por la ley para que sea una mejor sociedad, estratégica, con valores democráticos, participativos con el fin del buen razonamiento social. Esto se produce por que dichas personas tienen mentalidad rebelde, según explica el autor, además defienden de una manera distintas sus ideologías culturales dado a sucesos que vulneran estos mismos. Relaciona lo que es denominado en la lectura “los vivos”, que se aprovechan de las estrategias para el cumplimiento de los objetivos el cual es incumplir, de manera que esfuerzan otras de sus habilidades, más que todo sucede para incumplir reglas, más que todo es por gustos, costumbres que a lo largo de la vida han estudiado y vivido, esto se puede evidenciar en la vida real y la actualidad, cuando suceden las marchas por defender los derechos en las ciudades del país, lo que informan los medios de comunicación, también las normas de tránsito entre otras cosas que suceden día a día. Otro tema importante es la rebeldía, donde las personas se comportan de esa manera para ser escuchados ya que en algunos casos, el gobierno por cuestiones de política, economía y otras cosas; no comprenden el por qué las personas luchan, hacer que se escuchen y entre otras cosas para que se defienda la libertad. Existen otros campos de los cualestrata la lectura pero deja solo una gran reflexión, que sucede? ¿Por qué se dan estos factores, si se supone el gobierno debe estar a favor del pueblo y no en contra?

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  31. El texto es muy interesante habla de los sistemas de reglas en donde todos tienen grados de incumplimiento y la relación que existe entre la sociedad y el derecho; hace una referencia a las personas y se evidencian desde 3 puntos claves, el primero es el Estratégico que calcula beneficios y costos; el segundo es el Político que habla del incumplimiento del poder y por último encontramos las mentalidades incumplidas que incluyen el 'vivo' siendo este personaje el incumplido que solo busca el beneficio propio; el 'rebelde' hace caso omiso a las ordenes; el 'arrogante' por el status que tiene no debe hacer lo que los demás hacen; el 'taimado' combina actitudes y se deja influenciar muy fácilmente y el 'despota' abuso de su poder. En cada uno de ellos se resalta el individualismo y solo se busca el bienestar propio, en la sociedad se busca regular el comportamiento del gentilicio pero esto es muy complejo puesto que no basta hacer medición de tipo moral, social o económico, esto va mucho más y tiene una complejidad alta.

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  32. El incumplimiento de las reglas ha sido un factor pilar en la cultura latinoamericana y el texto nos lo enmarca perfectamente, llega a tal punto la costumbre del incumplimiento que revela la ineficacia del derecho y la formación de ciudadanos en un contexto de romper las reglas y una cultura ya marcada y definida por costumbre y cultura general a raíz de este hecho se pueden hacer estudios e identificar diferentes tipos de respuesta ante esas situaciones, un proble existente debido a la brecha existente entre el derecho (deber ser) y realidad (ser)se plantea también que la falta de eficacia instrumental por parte del derecho se debe principalmente a la ineficacia por parte del estado de establecer sanciones a los incumplidores de las normas, en conjunto con una posición laxa y flexible en la moralidad de los latinoamericanos a la hora de criticar y de juzgar

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  33. Siempre va existir el incumplimiento desde decada s atras ha existido por que ahora no la nutaraleza de el hombre es hacer tal vez conciente o inconscientemente El vivo siempre busca satisfacer su interés personal y para ello acomoda los medios a los fines, de tal manera que le sirvan de la mejor manera posible, sin importar código moral o ley, busca sacar provecho de alguien mas para obtener beneficios pasa por ensima de los demas satisfaciendo sus necesidades
    ENTRADA 53

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  34. El incumplimiento de las leyes y normas se remota desde hace mucho tiempo atrás, y puede agruparse en tres puntos de vista, el primero hace referencia a las estrategias y el individualismo metodológico donde la visión estratégica se basa en analizar a tes tipos de individuos el vivo, el arrogante, el revende, el déspota y el taimado, en segundo lugar se encuentra la cultura y en tercer lugar eta lo político basado en el incumplimiento como una forma de autoridad.

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  35. La realidad de América Latina es que es una cultura carente del respeto por las leyes a esto se le suma la incapacidad institucional para ser Efectivas dichas leyes, vemos como la relación entre el derecho la moral y la cultura está relacionada con la legitimidad del Estado de la autoridad y de los jueces, Pero en América Latina carecemos de este respeto desde hace mucho tiempo Y tal vez ya se en la historia política e institucional ya que las instituciones hacen una infructuosa función para obtener buenos resultados a cambio de esto estos resultados no sirven o producen efectos diferentes a los que realmente se necesita, Tal vez sea también la falta de institucionalidad de los Estados y la ineficacia de reformas legales o el menosprecio de los ciudadanos a ciertas normas qué socialmente deberíamos cumplir.

    Rubén Dario González

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  36. El derechos se ha visto muy vulnerado por el hecho de incumplimiento que se ven en el mundo pero mas específicamente en países latinoamericanos y esto se presenta desde épocas pasadas como el periodo de la colonia, este fenómeno del incumplimiento seda por diferentes razones como que las personas le dan muy poca importancia a las sanciones presentan un desinterés por cumplir las leyes a lo que se lleva la cuestión de que es ineficaz el derechos. esto se presenta por diferentes aspectos que pueden ser la educación, las costumbres y que clase de comportamiento realizamos. el articulo hace referencia al estudio del individuo y este como actúa al derecho o la ley, donde se presentan tres personas el vivo, el rebelde y el arrogante. pero siendo tres personas diferentes todas presentan un incumplimiento de las normas el primero as acomoda a su favor, el segundo no las reconoce por lo cual crea sus propias normas y y no acta las impuestas el tercero es la persona que tiene gran poder económico y piensa que por ese poder esas normas no le aplican que las normas son para el pueblo corriente o las que pertenecen a la clase obrera o los estratos bajos. ademas existen puntos de vista de porque se presenta este incump´limiento se mira desde un punto estratégico que trata de mirar cuales son los beneficios de l cumplimiento y los costos por incumplirlas, el segundo es la vista cultural esa tendencia de cultura dada por las creencias religiosas, ñas costumbres de nuestra familia o que practica el grupo al cual pertenecemos y por ultimo la visión desde el tema político que mira que esto se da por la razón de que si el pueblo incumple las normas es por resistencia o por protesta a sus gobiernos.

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  37. La mayoría de las personas y estado presentan un grado de recurrencia; de igual manera un desinterés por el incumplimiento que provoca la ineficiencia del derecho en América Latina; además esta se agremia según su conformidad, como las personas estratégicas y racionales que son aquellas que incumplen ya que para ellos no es importante el dinero que genere ese incumplimiento debido a que han calculado los costos y beneficios del cumplimiento, la razón por la cual no se acatan las reglas estriba en que los valores que estas transmiten son considerados menos importantes que otros, como por ejemplo los valores religiosos, sociales o familiares, Muchas de las deficiencias del derecho en América Latina, su ineficacia, por ejemplo se originan en el hecho de que la gente desobedece lo establecido en las normas jurídicas, darles solución a estos comportamientos no es tarea fácil, eso depende de cada persona, cada mentalidad y cada contexto.

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  38. Latinoamérica sufre de un flageló que lo azota desde hace muchos años, y es la rebeldía ante las normal o reglas que impone la sociedad, esta rebeldía recorre todos los paises latinoamericanos, como símbolo de la idiosincrasia latina, esta misma qué nos hace sobresalir en muchos campos de la sociedad, a veces pareciera que las leyes y normal no fueron creadas para los latinos, porque una gran parte de nosotros, nos creemos con derecho a violar leyes y normal solo porque la sociedad así lo generalice, la resistencia a la autoridad es el pan diario de cada día y esto nos frena como sociedad, porque saca lo peor de nosotros y hace que no prosperemos y siempre seremos tercermundistas.

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  39. La cultura de incumplimiento de nuestras normas se remonta a tiempos pasados, no solo en Latinoamérica sino en diversos países, lo que se busca analizar no es su existencia sino el grado de recurrencia, de igual forma el desinterés por el cumplimiento revoca en la ineficacia del derecho en América Latina, factores como la poca importancia que ven los ciudadanos en las sanciones ya que son solo dinero o simplemente se pueden evitar, perdiendo así su credibilidad, de igual forma el individualismo tales como las metas, las creencias y las acciones de cada quien, el derecho a no colaborar con el sistema judicial puede ser otra de las causas por los razonamientos que pueda tener cada persona para no hacerlo.
    Existen 3 tipos de personas que incumplen con esto:
    EL VIVO:
    siempre busca satisfacer su interés personal y para ello acomoda los medios a los fines, de tal manera que le sirvan de la mejor manera posible, sin importar código moral o ley.

    EL REBELDE:
    no reconoce la legitimidad de la autoridad que crea o impone la norma y por eso se siente con derecho a no acatarla.

    EL ARROGANTE
    acepta la norma –la ley, por ejemplo–, pero estima que él, dada su posición en la sociedad, su persona o su conocimiento, tiene derecho a ser excluido de la obligación de acatarla. El arrogante cree que la ley es muy importante para la sociedad, pero que está hecha para “los de ruana”, no para gente como él.

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  40. Nuestra sociedad crea constantemente gran variedad de normas con el propósito de controlar la sociedad en los cuales la mayoría de ellos no se cumple o se infringen haciendo que el desarrollo de la comunidad quede estancado por un tiempo.

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