Las ciencias sociales viven de los conceptos
La expresión “hilvanar las ideas” revela algo inherente al trabajo sociológico. Se dice que un texto está “deshilvanado” de la misma manera en que se sugiere que una prenda está mal ajustada, inacabada.
Weber decía que incluso los grandes institutos científicos tendían a funcionar como empresas capitalistas, alienando al trabajador de los medios de producción.
Autores como Lazarfeld soñaban con institutos de investigación en los cuales existiría una gran división del trabajo, una organización jerárquica, racional y eficaz, una estandarización de los conceptos y de las técnicas.
Ruptura con el sentido común
La historicidad de los conceptos
En resumidas cuentas, todo pensamiento opera con conceptos, incluso el lenguaje más simple del día a día.
Lo que diferencia a las ciencias sociales, es que ellas deben liberarse de las nociones del sentido común, deben depurarlas para transformarlas en abstracciones más complejas. La ruptura con el sentido común es fundamental para el razonamiento científico.
Lo que diferencia a las ciencias sociales, es que ellas deben liberarse de las nociones del sentido común, deben depurarlas para transformarlas en abstracciones más complejas. La ruptura con el sentido común es fundamental para el razonamiento científico.
Los pasos iniciales de toda pesquisa investigativa y práctica sociológica, se basan en:
1) investigación empírica y bibliográfica;
2) empleo de fuentes primarias;
3) lecturas;
4) notas;
5) selección del material que será utilizado;
6)elaboración de los conceptos y
7) escritura.
2) empleo de fuentes primarias;
3) lecturas;
4) notas;
5) selección del material que será utilizado;
6)elaboración de los conceptos y
7) escritura.
Las estrategias de acción o procedimientos metodológicos pueden variar:
- testimonios
- documentos
- textos periodísticos
- entrevistas
- historias de vida
- libros
- fotografías
- imágenes
- videos
- grabación de audio y/o video
- Datos estadísticos. Las técnicas estadísticas no tienen un valor en sí, no constituyen una teoría independiente de la mirada analítica que las emplea; sólo tienen sentido como procedimientos metodológicos. Al igual que otros procedimientos, a pesar de su complejidad matemática, tales técnicas se materializan en un elemento particular: esta investigación y no aquella, esta reflexión y no cualquier otra. Los números son técnicas en la construcción del objeto sociológico.
El oficio sociológico puede ser comparado con un tipo específico de quehacer doméstico: la costura. Coser requiere habilidad y cierto conocimiento. Y es sólo con la práctica como se llega a confeccionar satisfactoriamente una prenda, una toalla, un adorno.
La expresión “hilvanar las ideas” revela algo inherente al trabajo sociológico. Se dice que un texto está “deshilvanado” de la misma manera en que se sugiere que una prenda está mal ajustada, inacabada.
Weber decía que incluso los grandes institutos científicos tendían a funcionar como empresas capitalistas, alienando al trabajador de los medios de producción.
Autores como Lazarfeld soñaban con institutos de investigación en los cuales existiría una gran división del trabajo, una organización jerárquica, racional y eficaz, una estandarización de los conceptos y de las técnicas.
Las ciencias sociales no viven sólo de abstracciones.
Los conceptos y las teorías, por más abstractos que sean, deben encarnarse en instituciones. Durante el siglo XX, las ciencias sociales se desarrollaron y se expandieron de forma excepcional. Su movimiento de autonomización se fue generalizando y abarcó los continentes y países más diversos. A comienzo del siglo XXI, las ciencias sociales se encuentran en una posición bastante diferente. Ya no se trata de separarse de otros saberes, de delimitar un territorio, sino que es la misma lógica de algunos saberes. El texto sociológico se torna muchas veces periodístico, o una mera descripción administrativa. Pierde así en comprensión, en densidad analítica.
Ruptura con el sentido común
Historicamente, hubo un intenso proceso de fragmentación. Las especialidades –sociología, antropología, ciencias políticas- se han multiplicado en pedazos desconectados. Se estimulan las redes de investigación, los intercambios académicos, y se olvida a menudo el contenido que debería ser tratado. El tema de la investigación es propuesto desde afuera, esto es, desde las instituciones financiadoras. La hiperespecialización acaba por contradecir los propósitos anteriores. Sucede como si la parte sustituyese al todo. La dificultad para innovar es el resultado de una estructura que privilegia la fijeza en detrimento del riesgo. La antropología clásica se inició con el estudio de los pueblos indígenas, pero, como pertenecían a una cultura iletrada, difícilmente podrían ser considerados interlocutores serios y legítimos.
El panorama cambió con las guerras de descolonización, la alfabetización de los líderes indígenas, la escritura y el surgimiento de los movimientos políticos.
Antropólogos y sociólogos se hallan ante un problema análogo: ¿cómo distanciarse de lo inmediatamente dado, de la experiencia comprendida y percibida por las personas?.
Por eso, las ciencias sociales son una tentativa permanente de distanciamiento de la realidad inmediata. Para comprender la realidad es necesario alejarse de ella. Éste es el sustrato al que Durkheim llamaba hecho social. Si los hombres hacen la historia pero no tienen conciencia de ello, como decía Marx, es porque las explicaciones dadas por los actores sociales son insuficientes para comprender los acontecimientos. Esto es lo que diferencia a las ciencias sociales del discurso político, religioso o mediático. Ellas consideran a lo inmediatamente dado como algo sospechoso y no como la prueba de lo que realmente pasó.
Por eso, las ciencias sociales son una tentativa permanente de distanciamiento de la realidad inmediata. Para comprender la realidad es necesario alejarse de ella. Éste es el sustrato al que Durkheim llamaba hecho social. Si los hombres hacen la historia pero no tienen conciencia de ello, como decía Marx, es porque las explicaciones dadas por los actores sociales son insuficientes para comprender los acontecimientos. Esto es lo que diferencia a las ciencias sociales del discurso político, religioso o mediático. Ellas consideran a lo inmediatamente dado como algo sospechoso y no como la prueba de lo que realmente pasó.
La historicidad de los conceptos
Las ciencias sociales son históricas. Esto significa la restricción a cualquier pretensión de universalidad total de la explicación. Como el objeto sociológico se encuentra históricamente delimitado, las categorías de interpretación de lo real no pueden constituirse en leyes genéricas cuya validez sería atemporal. La interpretación se encuentra así sujeta a las realidades concretas. La historia de las ideas es simultáneamente historia conceptual y de los contextos en los cuales se producen las categorías analíticas. El objeto sociológico, al ser histórico, significa además que se transforma en el curso de los procesos sociales. La imaginación sociológica (Wright Mills) consiste en percibir los cambios; y en forjar instrumentos conceptuales capaces de analizarlos. El trabajo sociológico se nutre de una situación ambivalente: el rigor y el control científico y una vinculación visceral con las cosas del mundo.
Renato Ortiz Taquigrafiando lo social
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