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3. ACTORES SOCIO-POLÍTICOS DEL DESARROLLO URBANO Y LA MARGINALIDAD: DADO QUE EL DESARROLLO URBANO Y LA MARGINALIDAD URBANA NO SON IGUALES EN TODAS PARTES, SE DEBE TRABAJAR TAMBIÉN SOBRE LAS LUCHAS EN NUESTRAS CIUDADES.

La urbanización hoy se ha convertido en un sinónimo del desarrollo. Las ciudades, y especialmente las grandes ciudades cubiertas de concreto, se han convertido en los íconos del desarrollo, donde prevalecen los valores de la producción y el consumo. La densidad de población enfrenta problemas de planeación y suministro de servicios básicos, sobre todo en las ciudades de países emergentes de desarrollo. Ahí, la urbanización es un efecto derivado de los procesos de industrialización tardía, incipiente e implantada, ahí las ciudades crecen en la fatalidad de la improvisación como un proceso irreversible.


La modernización y el desarrollo penden de la aleatoriedad de la inversión, de los flujos de capital y de la deuda, por lo que la felicidad, como endoso del desarrollo, también se torna aleatoria y condicionada; sin embargo, el mundo neoliberal no ha pododo aún ocultar, enterrar y anular las voces discordantes. Los diversos actores socio- políticos surgen ahí, en todas partes, no todo es acuerdos y encuentros, la desigualdad del mundo es la constante de fondo.La asociación del Estado de derecho y el Estado social debía permitir construir "una sociedad de semejantes" donde, a falta de una estricta igualdad, todos pudieran ser reconocidos como personas independientes y resguardadas contra los avatares de la existencia (desempleo, vejez,, enfermedad, intolerancia, violencia, desamor, soledad, accidentes de trabajo, entre otros); que todos pudieran estar "protegidos", en una palabra. 


Este doble pacto -civil y social- hoy está amenazado. Por un lado, por una demanda de protección sin límites, de naturaleza tal, que genera su propia frustración. Por el otro, por una serie de transformaciones que erosionan progresivamente los diques levantados por el Estado social: individualización, declinación de las organizaciones colectivas protectoras, precarización de las relaciones de trabajo, proliferación de nuevas incertidumbres y nuevos riesgos. La pregunta que surge es ¿Cómo combatir esta nueva inseguridad social? (Castel R. La inseguridad social ¿Qué es estar protegido?)



El cambio desde el Estado providencia hacia el Estado penitencia anuncia una nueva forma de gobernar la miseria, que une la mano invisible del mercado de trabajo, descalificado y desregulado con el puño de hierro de un aparato penal intrusivo y omnipresente. En efecto, se ha optado, claramente, por la criminalización de la miseria como complemento de la generalización de la inseguridad salarial y social.



De manera análoga a las grandes metrópolis, nuestras ciudades vienen siendo testigo del simultáneo florecimiento de la opulencia y la indigencia, la abundancia y la miseria. A estos crecientes extremos de pobreza y riqueza se suma en nuestro país, la multiplicación de las desigualdades entre las grandes ciudades y metrópolis, las pequeñas ciudades y los pueblos rurales


Nos interesa, entonces, examinar las causas de esta creciente desigualdad y marginación, y las formas que éstas adquieren, no sólo en el espacio urbano sino también en las vivencias diarias y experiencias de los relegados, toda vez que "ser ciudadano hoy, es tomar parte en esa compleja trama de creación colectiva constituida por la ciudad y el territorio; es interesarse no sólo por ese espacio que existe entre el hombre y las cosas materiales y económicas del día a día, sino también, y más importante aún, entre la sociedad y sus escenarios, entre lo humano y lo natural (lo ambiental) entre nuestra mente y el universo". (WACQUANT, Loïc, 2007)*



De otra parte, es claro que la marginalidad urbana no es igual en todas partes. Por tanto, se debe trabajar también sobre las luchas de los condenados de la ciudad. La comparación revela que las estructuras y las políticas estatales determinan las desigualdades en el mundo. Ello se explica por la doble retracción salarial y del bienestar, por la dimisión del Estado frente a sus responsabilidades y por las políticas públicas de segregación y abandono urbano, imperantes.

 


Así las cosas, la proliferación de villas miseria y barrios problema, por su parte traduce de manera dolorosa la descomposición de territorios antaño obreros, residenciales y populares. Todo ello ha ocurrido por el efecto conjunto de la desindustrialización, la precarización del trabajo y la mezcla étnica de poblaciones hasta ahora compartimentadas. Y evidencia, sin duda,  un nuevo régimen de marginalidad, que se  alimenta por la inestabilidad estructural del trabajo asalariado y por la pauperización de amplios sectores populares y de clase media, sin la conciencia política para forjar una identidad común y reivindicaciones colectivas, en medio de una explosiva mezcla de opulencia, miseria y violencia en las metrópolis. Sobre esto hay mucho por discutir y trabajar"  (WACQUANT, Loïc, 2007)+


+ (WACQUANT, Loïc, (2007) Los condenados de la ciudad. Gueto, periferias y Estado, Siglo XXI Editores Argentina, Buenos Aires).

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