Colombia está de moda. Si a finales del siglo pasado en algunos círculos europeos y norteamericanos se consideraba que era un Estado fallido, en la actualidad Colombia es objeto de deseo de inversores extranjeros y uno de los destinos de cientos de jóvenes españoles que buscan trabajo. La verde nación sudamericana, un islote en un mar de gobiernos populistas, mantiene una economía sólida. "Este es un país que está despertando sus sentidos y conectándose con el mundo sin complejos", afirma la periodista María Alejandra Villamizar, directora de Confidencial Colombia.
El progreso, sin embargo, toca pocas puertas y las asignaturas pendientes se acumulan en un país donde la desigualdad es la segunda más alta del continente, una tasa solo superada por Bolivia.
"Dicen que Colombia está de moda porque hay turismo y por la emigración de personas de otros países en crisis, como Venezuela o España, que piensan que acá hay trabajo. Pero mucha gente busca durante meses y, cuando consigue uno, le pagan un millón de pesos (400 euros), que no le alcanza para vivir en una ciudad tan cara como Bogotá", dice Adriana Jaramillo, estudiante universitaria. "Y muchas veces solo consideran a los que vienen de las mejores universidades privadas, que son muy costosas. Si has estudiado en otra, te miran como si fueras de peor familia", opina Diana Carolina Herrera, abogada de 29 años.
Pese a las dificultades, uno de los cambios apreciables es que los jóvenes ya no tienen ganas de salir corriendo, como ocurría en los peores años de la violencia guerrillera y paramilitar, cuando los universitarios solo pensaban en labrarse un futuro fuera.
Lo que ocurre hoy es que aún los jovenes no sienten que el país ofrezca las oportunidades con las que sueñan. Para Gladys Angélica Asprilla, directora encargada de Colombia Joven, programa adscrito a la Presidencia, todavía falta dar pasos "para que la modernidad llegue a los estratos medios, en especial a las mujeres", uno de los objetivos de su entidad.
Entre las principales trabas figura que el 35% de los hogares tiene a una mujer a su cabeza, pero las hijas no aprenden de sus madres. Un 19% de adolescentes se quedan embarazadas -el porcentaje más alto de Latinoamérica- y la mitad de ellas, en urbes como Bogotá, da a luz a un hijo que no desea. Las campañas para evitarlo fracasan. En lugar de descender, los números siguen aumentando. Solo baja la edad de las que esperan. Niñas de entre 10 y 14 años alumbran a más de 6.000 bebés anualmente.
Ahí no acaban los contrastes agridulces. De los 44 millones de colombianos, el 51,20% es de género femenino. También son mayoría en las universidades: representan el 56% de los graduados, conforme a datos de la ONU.
Ampliaron su abanico al comprobar que en las grandes ciudades podían competir en carreras que parecían cotos masculinos, en lugar de limitarse a las relacionadas con las ciencias sociales. El salto, sin embargo, aún no les ha servido de mucho. Ganan de promedio un 21% menos que los hombres.
"Colombia es los extremos. En lo sofisticado estamos en primera línea, pero en la base el machismo se expresa con crueldad extrema".
"Colombia es los extremos. En lo sofisticado estamos en primera línea, pero en la base el machismo se expresa con crueldad extrema", señala María Claudia Parias, directora de Batuta, entidad público-privada que promueve la creación de orquestas juveniles por todos los rincones de Colombia. Y no le falta razón. En 2013, según el departamento de Medicina Legal, fueron 7.467 las niñas de cero a nueve años examinadas por presunto abuso sexual, mientras que 52.933 mujeres denunciaron ser víctimas de violencia intrafamiliar.
Mientras una parte de ellas se despeña por unos precipicios, otra escala picos. En el nuevo Gobierno que tomó posesión el 7 de agosto, figuran ministras en carteras de peso, todas procedentes de familias pudientes. Y en el Senado, la Cámara legislativa más importante, ocupan un tercio de los escaños.
"Cuando me nombraron ministra de Defensa, pensaron que iba a adornar los desfiles militares. Después vieron que me metí a fondo a diseñar la política de seguridad. Hay mujeres que conocen el conflicto con más propiedad que muchos hombres", afirma Martha Lucía Ramírez. Siendo senadora logró convencer a los militares de que aceptaran generalas en la línea de combate, reservada hasta entonces a los varones. Será una realidad en unas tres décadas, cuando las actuales tenientes asciendan.
La Colombia que promete Juan Manuel Santos para el final de su segundo Gobierno no necesitará un presupuesto tan alto para comprar arsenal de guerra, y sí más fondos en Educación. Al frente de dicho Ministerio estuvo Gina Parody, una de las políticas más reconocidas. Ella apostó fuerte por su cartera, segura de que sería una de las estrellas que más brillará en los siguientes cuatro años, no fue así a pesar de que dijo: "la educación es lo que va a transformar el país y a las mujeres". Ella estimó que su condición femenina sería una fortaleza. Al respecto dijo: "Aún somos pocas, pero todas las que hay en política o en el sector privado son importantes, tienen mucha voz, asumen el liderazgo".
María Victoria Riaño coincide con esa valoración. La primera y única presidenta de una petrolera en Colombia, con15 años de experiencia, es una de las personalidades más enérgicas en un sector vital para la economía colombiana, de aplastante mayoría masculina. "Siempre me he hecho respetar, con conocimiento e inteligencia los dejas callados. Pero una tiene que poner el cerebro encima de la mesa todo el tiempo", explica en su oficina, al final de una de tantas largas jornadas. "Hay que hacerlo sin perder la feminidad, ese carisma cariñoso, de emotividad, que supone mirar el lado emocional de las cosas. Es la combinación más perfecta que existe".
En el mundo cultural y en los medios de comunicación, por el contrario, apenas existen barreras y la paradoja es que fue el propio machismo el que borró esos obstáculos en el primero. "En la gerencia de las artes tenemos un papel predominante. Al principio, en los 60, se entendía que la belleza, la estética, no tenían que ver con el universo masculino. Se dejaba para la mujer, las primeras damas y las señoras elegantes que estudiaron en París o en Londres, la responsabilidad de manejar los museos, las políticas culturales. El proceso de profesionalización, contar con gente brillante, experta, es reciente y seguimos siendo mayoría", señala María Claudia Parias.
A su juicio, más que por cuotas, que existen en los cargos de elección popular -el 30%- aunque no siempre se cumplen, "las mujeres ocupan cargos importantes en Colombia, un hecho que impresiona a muchos extranjeros, porque están muy bien formadas. También son más competentes, saben priorizar. Y por mi experiencia puedo asegurar que donde ha habido alcaldesas y mujeres dirigiendo temas culturales, hay menos corrupción".
La actriz Flora Martínez, que ha vivido en Barcelona y pasa largas temporadas en Uruguay, la tierra de su marido, se hastió de su papel de símbolo sexual y está decidida no solo a dar un vuelco a su carrera, sino a poner su notoriedad al servicio del progreso y causas nobles en su país natal, como la creación de asilos donde los ancianos vivan sus últimos años con dignidad. "Colombia es una tierra espectacular, tenemos de todo pero se nos pudren las frutas en los árboles", señala. "El de las mujeres tiene que ser un rol activo, volver a ser madres conscientes de su tierra, sus hijos, la educación, la cultura, las bases que necesita una sociedad para transformarse».
Esta lectura hace referencia al machismos y las diferentes causas por los que los hombres se creen superiores a la mujer, pero es ella quien tiene que pasar por los peores momento durante toda su vida para lograr una posición digna gracias a sus estudios y poder de conocimiento si dejar de la lado su parte maternal, y emocional que le pone a todas las cosas que hace.
ResponderEliminarHace referencia a la dominación masculina, que establece diferencias entre los sexos.
EliminarExiste el mito que una mujer que da ordenes y esta en el poder no es NATURAL.
Existen mujeres que conocen el conflicto con más propiedad que los hombres.